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SAN ISIDRO HACE 30 AÑOS

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Pregón de las Fiestas de Puente de Génave. San Isidro 1985

Pregonero Ramón Carrasco.
            Queridos amigos y paisanos: Doña Rosario Jiménez, que rige en la actualidad los destinos de este Municipio, me pidió que pronunciara unas palabras que, a modo de pregón, sirvieran en este día de prólogo o pórtico a las fiestas de San Isidro.
D. Ramón Carrasco
            Justificaba su elección en el deseo en que este noble encargo siguiera siendo ejecutado por personas vinculadas a Puente de Génave. Y ahí sí que tengo yo algunos títulos, que para mi son como cartas de nobleza. Nací en Orcera, pero todavía no tenía tres años cuando mis padres fijaron su residencia en Puente de Génave. Aquí transcurrió  mi infancia, mi adolescencia y mi juventud, con las ausencias propias de los periodos de estudios. Aquí se grabaron en mi alma mis primeros gozos, mis primeras penas, mi primer amor... Por esta carretera, menos transitada y  peligrosa que hoy, y por estas calles, aún sin urbanizar, transcurrieron mis primeros juegos infantiles. El Oued-el-Hanra de los árabes, el río Guadalimar, nuestro río Colorado, fue el primero en que me sumergí. El primer paisaje que se grabó en mi retina de niño fue éste de lomas y olivares que circunda nuestro pueblo.
            Más tarde, durante muchos años, aunque los azares de la vida me llevaron a residir e tierras lejanas, muy lejanas, aquí pasaba todas mis vacaciones, aquí seguía empadronado y aquí tenía, si no mi residencia permanente, sí mi domicilio oficial. Por si fuera poco, y para terminar, en este cementerio, en esta tierra sagrada reposan los restos de mis padres, de mis hermanos y de mis abuelos paternos y aquí viven aún, en el triángulo formado por Siles, Orcera y Puente de Génave, mi único hermano y algunos de mis familiares y amigos más queridos. 
            Estos son, en frase del Cardenal Cisneros, queridos paisanos, mis poderes. Estos son mis títulos que yo exhibo con orgullo y que me autorizan a estar hoy con vosotros.
            Gracias de todo corazón por la oportunidad que se me brinda de ser hoy de ser vuestro vocero y de traer aquí, desde la emoción y la nostalgia, la evocación de unas fiestas que fueron y deben ser famosas y que sirvieron y sirven para reanudar y estrechar lazos, para consagrar familias y amigos y para dar rienda suelta a la alegría sana de las gentes de este pueblo.

            De este pueblo, como ha dicho alguien, “chiquito y bonito, entre andaluz y manchego, entre serrano y campero”. Puente de Génave, nuestro Puente, no puede vanagloriarse ni de su grandeza material (es sencillamente como una bandada de palomas que se han posado en las orillas del Guadalimar) ni de su raigambre histórica. La vida de oros pueblos, incluso de nuestro entorno (Segura de la Sierra, Hornos, Orcera, Siles, etc) se cuenta por centenas de años, la de nuestro pueblo puede contarse por decenios. El Puente, como pueblo, no tiene antiguos monumentos ni piedras vetustas, ni posee un historial de siglos. Sus hijos participan por supuesto en el acervo común de esta tierra milenaria y se sientes herederos de la historia andaluza y de la historia de España. Pero, como entidad local, nuestro pueblo es joven y posee las inmensas virtudes de la juventud. Es alegre, emprendedor, dinámico, afectuoso, extrovertido, acogedor , generoso. Tiene la gracia andaluza y la cazurría manchega, el salero de Andalucía y la seriedad de Castilla. Por algo la Naturaleza lo ha colocado en el límite entre Andalucía y Castilla la Mancha. La tierra andaluza parecía darse aquí la mano con Castilla y con el antiguo reino de Murcia. Parece como si la providencia hubiera hecho de nuestro pueblo el pañuelo blanco que exhibe Andalucía para decir adiós a los viajeros que salen de esta región camino de Levante, o la mano con guante de seda que la acogedora tierra andaluza tiende generosa a los que a ella vienen por la carretera de Valencia. Su situación geográfica convierte a nuestro pueblo en “puente” entre regiones, lazo entre hermanos. Es como el broche que una regiones diferentes, pero que tienen un pasado y destino comunes. 

            Tengo fe en el porvenir de Puente de Génave. Su riqueza y su grandeza no están, como decíamos en el pasado, pero están en el futuro. Muchos de sus hijos tuvieron (tuvimos) que emigrar a otras regiones más favorecidas, o a otros países para encontrar el sustento. Otros hijos se quedaron aquí y con un trabajo tenaz y difícil hicieron que este pueblo no muriera. La semilla sembrada por unos y por otros, la ayuda que todos debemos aportar codo con codo, la nueva situación socio económica que se vislumbra, la posible autovía Sevilla-Levante, el tesón y el trabajo de todos hará sin duda ninguna que nuestro pueblo siga su marcha ascendente.
            Porque Puente de Génave, con su juventud, ya ha dado pruebas de fecunda madurez, que se ha traducido sobre todo en el tesoro de sus hijos. De los que se fueron y lo añoran y trabajan por él desde lejos y de los que callada y laboriosamente aquí se esfuerzan. Todos merecen nuestro elogio y nuestro agradecimiento. A todos brindamos hoy nuestros mejores deseos de alegría y bienestar. Muchos no han podido venir y nos acompañan, como yo mismo otros años, con la nostalgia y la añoranza. A ellos va nuestro afectuoso recuerdo.  Afectuoso recuerdo que se tiñe de amargura y de pesar cuando pensamos en los que no están aquí porque tienen ya, como dijo Machado, “arribada su barca en la otra orilla”.
De izda. a drcha.- D. Antonio Campayo, D. Ernesto, D. Pedro, D. Cándido Samblas, Dª Lucía, Dª Paquita, Dª Ramona
            Tres de estos han merecido que Puente de Génave les dedique sendas calles. Me refiero a Juan María Idañez, Ramona Serrano y Don Antonio Campayo.
            Al primero lo conocí muy poco, pues murió en desgraciado accidente cuando yo era niño. Me consta sin embargo que, con mentalidad de otra época, pero con un espíritu emprendedor, un tesón y una capacidad de trabajo asombrosos, dio trabajo a muchos, creó pequeñas industrias, inició la trasformación de nuestro pueblo y lo condujo a su independencia. 
            Doña Ramona Serrano está mucho más cerca en el cariño y en el recuerdo. El 20 de diciembre de 1972 asistía yo, en representación del Gobernador Civil de la provincia, al homenaje que aquí se la tributaba. Había dejado su vida a jirones en beneficio de todos y Puente de Génave se lo agradecía. Muchas generaciones de niñas, hoy mujeres, conocieron su entrega sin límites, su dulzura exquisita, su inmensa bondad. Recuerdo que en aquella ocasión dije que la serenidad, la entereza, la presencia de ánimo y la dulce sonrisa con que sobrellevó su terrible enfermedad fue la última lección que nos dio, a todos, aquella maestra ejemplar.
D. Antonio Campayo
Y ahora le toca el turno a otro hijo ilustre de nuestro pueblo a Don Antonio Campayo. Seré muy breve porque no quiero cansaros con el relato de cosas que mucho conocéis. Personalmente puedo decir sin hipérbole que, en el terreno profesional, a Don Antonio es a quien más debo yo en este mundo. Sin él, sin su apoyo, sin sus enseñanzas, sin su orientación, sin la insistencia con que convenció a mi padre que nunca fue rico (que atravesaba una situación económica muy difícil) yo nunca habría estudiado. Luego fue siempre mi amigo, mi mentor, mi guía. 
            Pero es que, vosotros lo sabéis, Don Antonio, fue una institución en Puente de Génave. Su figura afable, cordial, polifacética, lo llenaba todo. Maestro Nacional, abogado, procurador de los tribunales, corresponsal de varios bancos..., su incansable actividad, su tesonero apego al trabajo eran ejemplo para todos. Durante 36 años generaciones y generaciones de niños de este pueblo pasaron por su escuela, donde recibieron algo más que una simple instrucción. Don Antonio Campayo  no se conformaba con enseñar, era un maestro en toda la extensión de esta noble palabra que ahora se ha querido desgraciadamente relegar. El maestro de verdad no solo instruye o imparte un saber más o menos provechoso o científico, el maestro de verdad, además de instruirnos y enseñarnos forma y labra nuestro espíritu y nuestra mente, educa y transforma nuestra inteligencia y  nuestra sensibilidad y nos hace adquirir buenos hábitos. Así era Don Antonio. Y además no se conformaba con darse por entero a sus alumnos dentro del aula, sino que seguía sus trayectorias fuera del aula. Además, siempre, sus alumnos, sus paisanos, su pueblo fueron quizá las grandes pasiones de este hombre bueno, trabajador, simpático. Lo traté tan íntimamente desde siempre, nos profesamos mutuamente un afecto tan profundo, que podría hablar de él durante horas. Terminaré simplemente diciendo que Puente de Génave puede estar orgulloso de tal hijo y que los hijos de Don Antonio, aquí felizmente presentes, pueden sentirse orgullosos de tal padre.

            Por último diremos unas palabras sobre las fiestas que ahora empiezan y sobre nuestro santo. 
            En nuestro lenguaje coloquial San Isidro ha venido a designar unas veces al patrón de nuestro pueblo y otras las fiestas con que se le honra. “Nos veremos en San Isidro”, “Hasta San Isidro del año que viene”; “voy a San Isidro”; “los toros de San Isidro”, etc, son frases que hemos oído y pronunciado con frecuencia. San Isidro y sus fiestas eran, y seguramente siguen siendo, como el eje sobre el que giraba la vida de este pueblo, el hito más importante de su historia local. Yo recuerdo con nostalgia aquellos primeros días de Mayo en los que, mientras los mayores se afanaban en el blanqueo de las fachadas y en la limpieza y remozado de sus casas, los niños, camino de la escuela, contábamos con emoción las paredes donde se podía leer “sitio cogido” (“cogido” generalmente con j), que eran indicio cierto de las casetas que se iban a instalar. En seguida empezaba la construcción de la plaza de madera para la corrida, en la plaza de la iglesia, y más tarde el acotado de la calle del Arroyo. Desde hoy de Don Gil Antonio Campayo, por donde discurrirían los encierros. El día 14 era el punto culminante de nuestra expectación: llegaba la banda de música (la de Siles, la de Génave o la de Beas) y en las primeras horas de la tarde, con la Alsina, llegaban los toreros, se disparaban cohetes y la alegría y el jolgorio alcanzaba su zenit.

            Las fiestas de San Isidro eran famosas en toda la comarca, sobre todo por sus corridas de toros. Algunos de los novilleros más famosos de aquella época velaron sus primeras almas en nuestra plaza o en ella recibieron su espaldarazo. Con frecuencia el novillero que tenía una brillante actuación aquí era después contratado para Villanueva y luego pasaba a plazas de más renombre para llegar algunas veces hasta Madrid. Los mayores recuerdan sin dudas los nombres de Posadas, de Pedro Barrera, y de otros, algunos de los cuales ya fueron evocados por Don Antonio en el primer pregón que aquí se dio en 1980.
            Y si la comisión de festejos siempre desarrolla una labor meritoria, las de aquellos tiempos se enfrentaban con una tarea que a veces rayaba lo heroico. Pensad no solo en la escasez de medios económicos, sino también en las dificultades técnicas y de comunicación, que contrastan con las de hoy. A veces algún miembro de la comisión, en vísperas ya de las fiestas, tenía que desplazarse hasta Beas de Segura (donde se encontraba la central telefónica más cercana), para poder concretar por teléfono algún detalle de última hora referente a los toros o a los toreros. 
            Todo salía generalmente bien y todos, niños y mayores, disfrutábamos y nos divertíamos de lo lindo.  Disfrutábamos y nos divertíamos y honrábamos a nuestro Santo Patrón, de quien diré para terminar unas palabras.

             Palabras innecesarias porque todos conocéis la vida de nuestro Santo, ya que os ha sido contada muchas veces con mucha más elocuencia de lo que yo pudiera hacerlo. Pero parece que un pregón de fiestas no puede terminar sin evocar siquiera la figura del santo a quien se pretende honrar con estas fiestas. Un santo a imagen y semejanza de estos humildes campesinos nuestros que se afanan día a día por arrancar a la tierra los frutos de sus entrañas. A ellos también los honramos al honrar a San Isidro, porque Isidro fue un sencillo labriego, trabajador y honrado que, allá en el siglo XII, hizo de la azada y del arado elementos de santificación.
            Y ahí está, creo yo, la gran lección que podemos sacar de nuestro Patrón. Lo demás es anecdótico; incluso aquello tan bonito de que los ángeles cogieran el arado en su lugar. Lo importante a mi entender es que Isidro era un hombre bueno que, como decía Peman, hacía sencillamente lo que tenía que hacer. Luego será ensalzado y cantado por escritores y poetas de la talla de Calderón de la Barca, de Espinel, de Guillen de Castro, de Lope de Vega...Reyes como Felipe III y Felipe IV pedirán  y obtendrán respectivamente su beatificación y la proclamación de su santidad. La capital de las Españas lo declarará su Patrón, etc, etc. Pero en el origen de todo ello está, como digo, el trabajo bien hecho y la virtud. Esa es, amigos míos, la gran verdad y ése es el ejemplo que todos deberíamos seguir. 
            A este Santo, repito, humilde, sencillo, trabajador es al que vamos a honrar. Hagámoslo con alegría y con ilusión. En nombre de las autoridades, en nombre de la comisión de festejos y en el mío propio deseo a todos júbilo, alegría y bienestar en estas fiestas de San Isidro de 1985.

RAMON CARRASCO



SAN ISIDRO EN IMÁGENES

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Resulta extremadamente complicado resumir en poco más de 40 imágenes unas fiestas tan intensamente vividas por todos los puenteñ@s. Son muchos los momentos, los actos y las particularidades que cada uno ha podido vivir. No obstante queremos aproximarnos a la realidad que estas fiestas nos ha ofrecido a través de estas imágenes que nos han proporcionado Nino Sánchez, Alicia Serrano, Javi Flores, David González, A. M. San Isidro Labrador, Samantha Sánchez, Joaquín Castillo, Santiago Ydáñez, José Antonio Molina...












































ADIVINANDO EL FUTURO DESDE 1974

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Reproducimos un escrito de nuestro paisano y amigo Pablo García González, aparecido en el programa de fiestas de 1974 en el que, de forma muy acertada, se hace una reflexión sobre cúal era la realidad de Puente de Génave en aquel momento y cuáles serían sus posibilidades de futuro. Han pasado ya 41 años, y aunque parece mucho tiempo, hay que tener en cuenta que las transformaciones socioeconómicas siempre suelen ser muy lentas, por lo que, con la perspectiva que nos da el tiempo transcurrido, podemos afirmar que Pablo acertó de pleno en sus vaticinios y, afortunadamente para todos, muchas de sus propuestas vieron la luz para ofrecer a nuestro pueblo las posibilidades de futuro por las que todavía hoy sigue luchando.


ALGUNAS REFLEXIONES Y UN AFÁN.

Por Pablo García González.

     Vivimos en un pueblo enfermo. Aunque no se trata de un mal en el que haya de intervenir la Delegación Provincial de Sanidad. No. Puente de Génave es un lugar afectado por una epidemia extendida por media España: la emigración. Según las estadísticas en los próximos treinta años van a desaparecer dos mil quinientos de los casi ocho mil cuatrocientos municipios que tiene el país; todos ellos están gravemente heridos por la enfermedad migratoria. Y uno piensa, modestamente, que vivimos el momento oportuno, irrepetible quizás, para buscar a nivel local remedio al problema. La intranquilidad está en el ánimo de todos. Y lo comentamos cada vez que una casa se cierra o cuando paseamos por las calles desiertas. Y lo vemos en ocasiones festivas, cuando algunos de los que marcharon regresan cargando sus nostalgias. Casi todos, y son muchos más que los que quedan, han ganado en bienestar material. Las sociedades industrializadas de las provincias más ricas les dieron sus sueldos fijos, sus pluriempleos, sus fines de semana, su pequeño utilitarios….. Y en esa vida ciudadana y distinta, nuestros paisanos, casi siempre, supieron de añoranzas repetidas cada navidad, semana santa, vacaciones de agosto o “sanisidro”.
Pablo García González

     Puente de Génave, nació en 1933 con más habitantes que tiene ahora, medidos los años setenta. Es como un niño que en vez de crecer se hubiera ido consumiendo con el tiempo. La cosa es realmente importante. Grave. Y muchos ojos miran alrededor buscando soluciones. Por eso decía antes que vivimos el momento preciso para borrar viejos conceptos y despertar a la realidad de estos años setenta.

"El Terne" protagonista de la emigración en nuestro pueblo
MIRANDO ATRÁS.- Los nuevos condicionantes socioeconómicos nada tienen que ver con los existentes en los años anteriores a la guerra y los siguientes hacia el comienzo de la emigración masiva, allá por los últimos años cuarenta y cincuenta. Se daba entonces una clarísima diferenciación en nuestro pueblo, con dos o tres familias dominando la cúspide de la pirámide social, dueñas de la casi totalidad de las tierras. Una clase media baja de pequeños propietarios de minifundios poco rentables y una gran masa de obreros agrícolas, en la base que trabajaban para los primeros casi siempre en forma de aparcerías renovables anualmente. La escasez del término municipal y el mal aprovechamiento de los recursos agrícolas, hicieron que las únicas épocas de relativo florecimiento se dieran en la potsguerra, al reanudarse las obras del ferrocarril Baeza-Albacete, -“cuando la vía”-, y con la instalación de las serrerías en el pueblo -“cuando la Renfe”-. Nace en esos años una nueva clave de obreros de salario fijo con mejores condiciones económicas que los del campo. La circunstancia da al pueblo esa vocación “cuasi-industrial” que aún subsiste.
Obras de construcción del Hospital en Puente de Génave

     Con la terminación de la vía y la marcha de la empresa maderera comienza la emigració . Al principio las familias marchaban definitivamente y el pueblo hubiera desaparecido a no ser porque en los últimos años los cortijos se despoblaron, y muchos de sus habitantes se instalaron en él, y en parte por la transformación de la emigración definitiva en “de temporada”. Últimamente la elevación del nivel de vida es palpable, en principio porque ha acusado el cambio experimentado en el país y también por la variación de sus condiciones socioeconómicas y porque la magnífica localización geográfica del pueblo ha evitado su sangría.

     En el plano agrícola, los antiguos latifundios se han repartido en gran medida y se han unido minifundios haciéndose medianamente rentables. La mecanización del campo, la lucha contra las plagas del olivar y, sobretodo, la creación de dos cooperativas oleícolas han sido positivos intentos del resurgir agrícola. Y digo intentos porque se está muy lejos de una meta satisfactoria, perfectamente alcanzable siempre que se produzca un cambio de mentalidad en muchos y deseo de superación en todos.
Planificación del polígono industrial "La Vicaría"

     Por otra parte se ha conseguido crear una infraestructura, como dirían los técnicos, precisa para un futuro desarrollo. Sin esta transformación física y la creación de unas condiciones básicas, sería absurdo aspirar a ningún tipo de evolución. De ahí el valor de un pueblo con la casi totalidad de casas nuevas o reformadas, confortables e higiénicas, donde hace veinte años no había ni un solo cuarto de baño; magnífica electrificación, suministro de agua, alcantarillado y pavimentación…, inmejorables comunicaciones, etc… En el plano educativo, se ha pasado de la vieja escuela unitaria al Colegio Nacional Comarcal, con niños que saben más que sus padres, buen número de universitarios y aceptable nivel cultural. Todo esto puede ser definitivo.


MIRANDO EL MAÑANA.- Transformación agrícola y creación de puestos de trabajo son las dos imprescindibles ruedas para poder avanzar.

     Y a pesar de todos los que, anclados en fáciles excusas, desesperan del campo, hay que buscar soluciones. Quejándonos en la tertulia del bar “del pintor” o siguiendo con la misma mentalidad de nuestros abuelos se consigue bien poco.
Ecoliva, una oportunidad para el desarrollo del olivar

     Uno que nada entiende de economía agraria pero que ve pueblos enriquecidos por su agricultura, mientras otros apenas arañan a su terruño medios para malvivir, se han ido a quien pueda explicarlo. Pedro Ruiz Avilés, nuestro flamante Ingeniero Agrónomo, habla con la ilusión de un niño y la seriedad y convencimiento de un técnico, apuntando que los males, esquematizadamente, podrían ser estos:

-Distinta y distante localización de parcelas de una misma propiedad.

-Falta de planes de aprovechamiento.

-Escaso rendimiento causado por el abandono que ha producido el empobrecimiento de la materia orgánica.

-Ineficaz utilización de los recursos hidráulicos con falta de regadíos.

-Falta de estudios serios sobre posibilidad de nuevos cultivos.
Producción ecológica en la Cooperativa "La Vicaría"

     Y tras la queja la búsqueda de nuevas soluciones: el problema se resolverá únicamente con la ordenación rural del municipio, también con una concentración parcelaria, mejora en los servicios, estudios y enriquecimiento de tierras, nuevos cultivos rentables en la zona, redención de tierras abandonadas, conversión de cientos de hectáreas de secano en regadío, etc… Y como consecuencia de lo anterior, creación de industrias agropecuarias. Todo esto, expuesto así, nos puede dejar fríos, pero extensas zonas de provincias antes pobres se han puesto a la cabeza de la agricultura del país. Y la cosa no puede ser más sencilla pues pasa por ponerse de acuerdo y solicitar ayuda al Ministerio. Y se hace. Ya es hora de alejar rancios temores y ñoñas desconfianzas.
Cooperativa oleícola "Olivar de Segura" en Puente de Génave

     La otra necesidad es la creación de puestos de trabajo. Puente de Génave es un magnífico lugar para el emplazamiento de determinado tipo de pequeñas y medianas industrias. La infraestructura, a que antes aludíamos y sus gentes lo merecen, lo necesitan y pueden conseguirlo. Se habla ahora con entusiasmo de esa fábrica en construcción que supondrá la creación de treinta puestos de trabajo. Esto puede ser el comienzo. Pero hay que luchar, cada cual según sus posibilidades, Y no solamente esperar que vengan de fuera a solucionar los problemas. Se trata de evitar la muerte de un pueblo. Se trata de crear vida y bienestar. Se trata de evitar que nuevas familias emprendan el difícil camino de la emigración. Se trata de continuar viéndonos cada año y que nuestra vida sea mejor.

     Esto quiere ser un reto a todos, los que se mantienen aquí y los que se fueron. Los jóvenes y los viejos. Los del Puente y los de Peñolite, que al cabo son dos lugares de un mismo pueblo.

     Mañana puede ser tarde.

CABALLEROS, LUCHAS Y GUERREROS EN LA SIERRA DE SEGURA ( I )

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Ya convocado el 4º premio de Relato Histórico Domingo Henares por el Ayuntamiento de Puente de Génave, desde el Blog queremos volver la vista a atrás y recordar en nuestras páginas el relato ganador de la primera edición de este prestigioso premio literario que se convoca en nuestro pueblo. Nos estamos refiriendo al relato titulado La Medallaescrito por el autor almeriense Fernando Martínez López. Se trata de un  relato coherente, bien estructurado, documentado históricamente, de lectura fluida y con una buena resolución de la trama en el que se describe la rivalidad existente entre D. Álvaro de Luna y D. Rodrigo Manrique por el control de la Orden de Santiago, que se desarrolló en lugares tan cercanos como Segura, Hornos o el mismo castillo de Bujaraiza. 
El autor es Doctor en Ciencias Químicas y profesor de Educación Secundaria. Ha publicado las novelas "El sobre negro", "Sanchís y la reliquia sagrada", "Sanchís y el pergamino azul", "El rastro difuso"...entre otras. Es ganador de numerosos certamenes literarios, entre ellos, X Certamen Literario "Santoña...la mar" (Cantabria); XIII Certamen Literario "Café Compás" (Valladolid); VII Concurso de Relatos de Invierno del Diario Ideal de Almería...etc..

Debido a la extensión del mismo lo publicaremos en dos entregas sucesivas, dejando la segunda parte para la semana próxima.
Fernando Martínez López


PREMIO 1ra. EDICIÓN DE RELATO HISTÓRICO DOMINGO HENARES. Año 2012

La medalla. (1ª parte)
El historiador Lucas Dueñas se había ausentado del mundo en una de las salas de lectura del Archivo General de Simancas. La luz cortaba el aire en suaves haces polvorientos. La madera de las paredes y el artesonado custodiaba aquel templo de la memoria donde numerosos investigadores gastaban los días de verano inmersos en un silencio petrificado, si acaso el leve siseo del paso de las hojas, como las del legajo que ahora mostraba a Lucas Dueñas sus secretos largamente olvidados. Se trataba de un documento de una secretaría de despacho de la época de Felipe II, papel añejo cuyo tacto se amoldaba al relieve de las yemas de los dedos. Leía y anotaba sin percatarse del cadencioso paso del tiempo, feliz como ratón de biblioteca, siguiendo una secuencia coherente hasta que en la siguiente hoja se produjo un salto abrupto en el contenido. La textura del papel era diferente, más basta, como si alguien la hubiera introducido allí por equivocación. Se trataba de una composición lírica. ¿Qué diablos hacía aquel intruso entre el abrigo del legajo?
Sala lectura Archivo de Simancas

Lucas Dueñas hizo un paréntesis en su estudio y se dedicó a leer aquel texto cuya primera estrofa hacía referencia a los sucesos acontecidos en el Reino de Murcia allá por 1446, en concreto la lucha que se produjo en el castillo de Hornos de Segura entre Rodrigo Manrique, trece de la Orden de Santiago, y las tropas enviadas por Álvaro de Luna, gran maestre de la misma orden y valido del rey Juan II de Castilla. El historiador sabía de los odios y rencillas entre estos dos personajes a quienes el amparo del apóstol Santiago sólo sirvió para deshermanarlos, disputándose posesiones territoriales en continuos rifirrafes que rociaron de sangre cristiana los campos peninsulares. Pero de lo que nunca había tenido noticia era de aquella anécdota... ¿Sería invención del autor? El reverso mostraba la firma de Jorge Manrique, el famoso poeta e hijo de Rodrigo a quien honró en sus Coplas a la muerte de su padre.
De hecho, la estructura de la obra era similar si no recordaba mal, octosílabos con versos de pie truncado. Lucas Dueñas notó el redoble aumentado de sus latidos, carraspeó, aró su espesa cabellera con los dedos y ajustó las gafas sobre la nariz. Tenía el pálpito de hallarse ante un descubrimiento importante, esa sensación indescriptible similar a encontrar el cofre del tesoro o desempolvar el rostro momificado de un faraón, pero no, no podía ser, tenía que tratarse de una falsificación. ¿Toparse por casualidad con un texto inédito del gran Jorge Manrique? ¿Qué probabilidad existía en este universo de azares de que la bola de la ruleta cayera en tu casilla? Y luego estaba el contenido de la historia. Volvió a sumergirse en el poema despreocupado por completo del legajo. Demasiado increíble, le sonaba a melodrama de Shakespeare. Tenía que tratarse de ficción. ¿O quizá no? Se podría comprobar la autenticidad de aquel papel, su antigüedad, si la excelsa caligrafía casaba con la archivada de Jorge Manrique, pero a él lo que más le interesaba era certificar lo que se contaba: él era historiador, no intérprete de arcanos literarios. Sí, sería ciertamente interesante demostrarlo y, entre otras posibilidades, había una manera muy seductora.
Jorge Manrique en Segura de la Sierra
Lucas Dueñas devolvió el poema al interior del legajo y lo ató cuidadosamente. De momento, no pensaba decirle a nadie lo que había descubierto hasta que no recabara pruebas. Quizá hubiese llegado el momento de abandonar la indumentaria de algodón y las sandalias y cambiarlas por la de un burdo remedo de Indiana Jones. Le esperaba una fortaleza que las aguas de un pantano habían convertido en isla: el castillo de Bujaraiza. Había ocasiones en que la abundancia de lluvias casi lo sumergían, pero confiaba en que el recinto se mantuviera en seco, emergida su torre como la aparición de un monstruo antediluviano desde las profundidades.
Álvaro de Luna recibió al mensajero en la sala Rica del castillo de Escalona, el refugio donde manipulaba los hilos invisibles que hacían bailar al Reino de Castilla. Vestía el uniforme de gran maestre de la Orden de Santiago, la puntiaguda cruz rojiza como sangre tatuada sobre el pecho. Rompió el lacre del pergamino, hierático, y leyó el contenido ante la presencia muda de los tapices que colgaban de los muros. Las noticias le estallaron en las manos: Rodrigo Manrique se había hecho fuerte en el castillo de Hornos de Segura y no había manera de debelar su resistencia. El mensajero aguardaba en silencio, la cabeza inclinada para esquivar ese rostro granítico de labios severos que solía amedrentar a sus rivales. Sin embargo, el valido del Rey apenas modificó el gesto, aunque no pudo evitar que la ira hablara a través de sus manos fuertemente comprimidas, un muestrario de huesos, venas y tendones que desgarraron el pergamino.
Hornos de Segura
Se le estaba atragantando el trece de la Orden de Santiago, él y todos esos nobles aliados con los infantes de Aragón que no daban su brazo a torcer. Creyó haberlo conseguido tras la batalla de Olmedo un año antes, cuando los derrotó alcanzando la cúspide de su poder y el título de gran maestre de la orden, cuando logró que Rodrigo fuese despojado de parte de su patrimonio. Pero ahora el bastardo resistía en la abrupta serranía de Segura, en el Reino de Murcia que a su vez dependía de la corona de Castilla, un lugar que la propia Orden de Santiago había arrebatado a los musulmanes sembrando sus peñascos de castillos. Rodrigo era como la cola de las lagartijas que renace tras ser amputada, como espinas de zarza clavadas en las pupilas. El mensaje de su capitán era rotundo: nuestros esfuerzos están siendo vanos. Y también destacaba la labor militar de un caballero bajo el mando de Rodrigo Manrique: Hernando de Guzmán. “Sin el arrojo y el acierto táctico de este soldado, probablemente Hornos habría dejado de estar en manos de los conspiradores”, terminaba la nota.Álvaro de Luna dobló los labios en una sonrisa navajera y despidió al mensajero.
Conspiración era una palabra adherida al vocabulario de su vida, también otras: intriga, traición, lucha por no perder el favoritismo de su rey, de Juan II, a quien la nobleza terrateniente consideraba un títere en sus manos y por cuya razón apoyaba al infante Enrique de Aragón en su intento de controlar el poder en Castilla. Lo cierto es que la vida de Álvaro había sido un continuo devenir de la corte al exilio y ahora no estaba dispuesto a que volviera a suceder, que Rodrigo Manrique, parte de esa nobleza rebelde, recobrara fuerzas para usurparle lo que en justicia le pertenecía, unas posesiones y unos títulos a los que se aferraría con uñas de gato. Haría lo que fuera menester, como en otras ocasiones, incluso recurrir a esos asesinatos selectivos que fulminaron a sus enemigos, amparados sus sicarios por las brumas nocturnas. Sí, cada vez lo veía con mayor nitidez, como si se evaporara el vaho de un cristal. Si la fuerza no daba resultado aún restaba la inteligencia desprovista de escrúpulos.
D. Alvaro de Luna

Amoldó su cuerpo al cuero de un sillón y se sirvió vino en una copa de oro. El metal refulgía con los últimos rayos de sol, al igual que sus ojos desenfocados, mientras su mente activaba el oculto engranaje de su maquinaria revisando los puntos débiles del enemigo. No los halló en Rodrigo Manrique, pero le vino a la memoria un lejano comentario de su esposa Juana Pimentel acerca del valeroso don Hernando de Guzmán, caballero de la Orden de Santiago. ¿Podría encontrar ahí la solución, incluso hacerla definitiva? Se dijo que por qué no, actos peores había cometido, y se estremeció al pensar que quizá ya nada lo librara de los horrores del infierno, que sus huesos estaban condenados a formar parte del caldero calentado con fuego eterno. Bueno, si el castigo del alma ya estaba garantizado, qué importaba pecar de nuevo si eso afianzaba su bienestar en vida. Sorbió con delectación el vino y se dejó embriagar, con los ojos cerrados, por la dulce caricia de los vapores etílicos.
Rodrigo Manrique había hecho llamar a Hernando de Guzmán. Se encontraba en lo alto de la torre del homenaje del castillo de Hornos, una torre de planta cuadrada con las esquinas redondeadas como correspondía a la costumbre de la orden santiaguista.
Allí solía sentirse como un águila que otea el horizonte desde las alturas, donde los problemas terrenales se trivializan, más aún ese día en que las nubes habían descendido por debajo del nivel del peñasco que albergaba el castillo fabricando un mar algodonoso a sus pies. El enemigo se encontraba más abajo, invisible y acechante, adueñado del castillo de Bujaraiza pero incapaz de conquistar el terreno que mediaba entre las dos fortalezas. Tenía dudas sobre su victoria, pero lucharía hasta la extenuación para expulsar de esas tierras a las ratas enviadas por Álvaro de Luna.
Caballeros de la Orden de Santiago
Álvaro de Luna. Pensar en él era como tragarse vidrio roto. Era sorprendente cómo aquel bastardo había escalado a la cima del poder gracias a su influencia  sobre el rey Juan II desde que este era un niño, y ahora lo peor: tras la batalla de Olmedo en la que perdió algunas de sus posesiones, el rey influyó entre los priores y treces para que nombraran a Álvaro gran maestre de la Orden de Santiago después de que muriera el anterior, el infante Enrique de Aragón, por la infección de una herida en batalla. Se consideraba agraviado hasta el infinito por la injusticia y fue el único que se negó a darle su voto, eso jamás. Al contrario, se rebeló y tomó por las armas varias villas del maestrazgo creando un cisma en la Orden, se negó a devolverlas a petición del Rey a pesar de ofrecerle la restitución de sus posesiones birladas tras lo de Olmedo. Al diablo con todo. Ya se lo dijo a Juan II: El cargo de gran maestre me corresponde por dignidad, ancianidad y servicios prestados a la Orden. ¿Qué ha hecho a cambio Álvaro de Luna sino intrigar como una serpiente venenosa? Incluso el papa Eugenio IV me reconoce a mí como gran maestre.
Continuará..........................

CABALLEROS, LUCHAS Y GUERREROS EN LA SIERRA DE SEGURA ( II )

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Como os prometimos, pasamos a reproducir la segunda parte del relato que obtuvo el primer premio en la primera edición de los Premios de Relato Histórico Domingo Henares que convoca anualmente el Ayuntamiento de Puente de Génave. Con este entrega ponemos fin a este periodo de publicaciones iniciando otro que, como suele ser habitual, tiene como marco temporal el periodo estival que se avecina. Nos comprometemos a seguir en nuestra labor de difusión y en el próximo septiembre volveremos con nuevas publicaciones. Queremos aprovechar la ocasión para desearos un feliz verano.

La medalla (2ª parte)
Continúa......
Allí estaba ahora, haciéndose fuerte en un castillo de su encomienda de Segura de la Sierra acompañado de algunos caballeros que se mantenían bajo sus órdenes, una fidelidad tan vinculante como un cordón umbilical. Y entre ellos, Hernando de Guzmán, valeroso y sin par estratega, gracias al cual le estaban dando en los intestinos a las tropas del valido.

-¿Me has hecho llamar, Rodrigo?

Rodrigo no respondió a Hernando, se limitó a un ademán para que se situara a su lado. El sol iba perforando con sus rayos la densa capa nubosa arrancándole jirones, permitiendo ver entre sus huecos retales de ocres y verdes, el río Hornos convertido en arteria vital para la tierra.
Escudo de armas de los Manrique.

-¿Por qué sigues a mi lado, Hernando?

El caballero giró la cabeza con brusquedad, atizando su largo cabello como un látigo.

-No entiendo.

-Estamos en el bando perdedor, Hernando, aunque ganemos esta batalla.

Apoyamos a Enrique de Aragón contra Juan II y ahora está muerto, perdimos en Olmedo y ahora Álvaro de Luna es gran maestre de nuestra orden y la persona con más poder del Reino.

-¿Qué futuro te aguarda a mi lado?

-Sólo pienso en ser leal y digno de mis actos.

-Sí, pero apoyándome contra el Rey y contra Álvaro de Luna permaneces alejado de Elvira.

-¿Acaso no la incluyes en tu futuro?

Hernando contrajo el estómago y los labios. ¿Cuánto tiempo había transcurrido desde la última vez que estuvo con ella? Con gesto mecánico extrajo la medalla que colgaba de su cuello y el destello le obligó a entornar los ojos. Era la que Elvira Hinojosa le había regalado tras pactar su amor, sus nombres inscritos para hacerlos eternos en un círculo de oro. Ella portaba otra idéntica.

-Elvira, cuánto la echaba en falta, tan lejos allá en Toledo.

-Claro que la incluyo, todo se arreglará. Álvaro de Luna no podrá permanecer eternamente en el poder.

-¿Por qué me preguntas todo esto?

Rodrigo giró la cabeza. Mirar a los ojos de Hernando de Guzmán era como bucear en aguas cristalinas, imposible que mintieran o que escondieran intenciones ocultas. Confiaba en aquel hombre.
Castillo de Segura de la Sierra

-El enemigo quiere parlamentar, Hernando.

-Quizá sea buena señal, no se pierde nada por ello. ¿Dónde está el problema?

Rodrigo devolvió la mirada al horizonte. Las nubes se dispersaban en un vuelo de cometa.

-Han exigido que seas tú el interlocutor. La reunión será en el frente de guerra, cerca del castillo de Bujaraiza.

Caminar por la noche por las calles de Toledo había dejado de ser prudente. Se había enrarecido el ambiente con los enfrentamientos entre leales a Juan II y al infante don Enrique, se había cuarteado la convivencia entre cristianos, conversos y judíos en la ciudad de las tres culturas debido a las recaudaciones abusivas para la guerra con Aragón.

La luna pendía del cielo derramando su luz fantasmal sobre la calle de Alfileritos, sembrando los rincones de sombras inciertas. No se escuchaba nada más allá que el beso de la brisa en las esquinas y el maullido de algún gato irreverente con el descanso humano. Poco a poco, desde la lejanía, un rumor sordo fue abriéndose hueco hasta transformarse en un claro repiqueteo de pasos sobre el adoquinado, una procesión de antorchas que horadaban las tinieblas nocturnas. A la altura de una recia casona, un guardia de la comitiva tomó la aldaba y golpeó con fuerza la puerta.

-¡Abran en nombre del Rey!

No tardó en encenderse una luz de candil en una de las ventanas. Poco después se percibieron pasos desde el interior, el corrimiento de cerrojos y el giro de la llave en la cerradura. El hidalgo Luis Hinojosa tenía el pasmo y el susto dibujados en su rostro.

-¿Qué ocurre?

-¿Luis Hinojosa? –preguntó el capitán de la guardia.

-Sí, soy yo.

-Traemos una orden de detención contra su hija Elvira.

-¿Cómo? ¡Debe tratarse de un error! ¿Qué delito ha cometido mi hija?

-Conspirar contra su majestad Juan II.

-¡Eso es una calumnia! ¡Ella no ha hecho nada!
Calle Alfileritos enToledo

Los gritos reverberaban en la angosta calle de Alfileritos atrayendo la curiosidad morbosa de los vecinos que comenzaban a aflorar por las ventanas. El capitán dio la orden y los soldados apartaron de un empujón a Luis Hinojosa introduciéndose en la casa, desparramándose por las distintas estancias de la casona olfateando a su presa, irrumpiendo con violencia en los dormitorios donde los niños dormían, crujiendo las escaleras arriba y abajo hasta que uno de ellos regresó arrastrando a Elvira de un brazo e intentando repeler los golpes de su madre. Era puro torbellino la escena, gritos que arañaban los oídos y una prepotencia avasalladora por parte de la guardia del Rey.

Cuando se aprestaban a salir de la casa, se toparon con Luis Hinojosa plantado en la puerta y blandiendo su espada.

-Aquí ningún hijo de puta se lleva a mi hija.

Apretaba los dientes a punto de rompérselos, los ojos escupiendo furia, las manos aferradas con firmeza al mango esperando el ataque. Se produjo simultáneamente por dos flancos, dos soldados que entrechocaron sus espadas con la del hidalgo despidiendo chispas metálicas. Con movimiento certero, Luis hundió su arma en el vientre de uno de sus rivales; fue como atravesar un saco de arena. Cuando se aprestaba a acabar con el otro, el capitán de la guardia se acercó por la espalda y lo atravesó de lado a lado. La punta de la espada apareció goteando sangre ante los ojos estupefactos de Luis Hinojosa que comprendió en un instante que se le esfumaba la vida por la boca.

-¡Padre! ¡No!

Elvira había conseguido liberarse y se abrazó a su padre moribundo, pintando su camisón de sangre. Tuvo una sensación desconocida hasta entonces, como si una tijera la estuviera sajando por dentro matándola a ella también. No paraba de llorar, tampoco su madre que se le unió horrorizada ni sus hermanos menores, aturdidos por el espectáculo y la visión de su padre herido. No dejaron que Elvira asistiera al último aliento de Luis Hinojosa. La arrancaron con brusquedad y la arrastraron entre llantos por las brumas de las calles de Toledo, dejando tras de sí el inconfundible rastro del dolor de una familia destrozada y la sensación cierta de que la estaban arrojando a las mandíbulas de un lobo hambriento.

A la mañana siguiente, poco después de asistir a misa, Álvaro de Luna recibió la noticia en su castillo de Escalona. Aunque su mirada gélida aparentaba indiferencia, no reprimió un reguerillo interior de satisfacción. Qué embriagadora sensación de poder, amoldar el destino de las personas a los dictados de su voluntad. Qué fácil acusar a alguien, aportar pruebas falsas o sostenerse en el endeble testimonio de aquellos dispuestos a confesar que, debido a su relación con Hernando de Guzmán, Elvira Hinojosa urdía actos de traición contra Juan II. ¿Quién iba a rebatírselo? Sonrió y se asomó a una ventana donde se percibían los aromas de la campiña. Estaba orientada hacia el sur, donde sus tropas batallaban contra las de su odiado enemigo. Era allí donde situaría su imprescindible pieza en la partida de ajedrez que se estaba eternizando, el casillero donde colocaría a Elvira Hinojosa para iniciar el jaque mate contra Rodrigo Manrique.
Hornos de Segura

Poco antes de la hora pactada, Hernando de Guzmán, acompañado por otros dos caballeros, iniciaba el descenso del peñasco donde se posaba altanero el castillo de Hornos de Segura. Iban buscando la hendidura que el río, con paciencia de siglos, había excavado en la tierra, seguir su orilla y aproximarse al castillo de Bujaraiza, en manos de las tropas fieles a Juan II. Hernando cabalgaba enhiesto, luciendo la cruz de Santiago en el pecho y con su cabello ondulando al viento de la sierra. Se preguntaba por qué habrían exigido que él fuera el interlocutor y no otro caballero o el propio Rodrigo Manrique, le resultaba extraño. Y luego, ¿qué tendrían que ofrecer? ¿Una retirada honrosa? ¿La exigencia de la rendición de Hornos?

Al llegar al límite que marcaba el frente se vio barrido por ojos que mezclaban el resentimiento y la admiración, soldados situados al otro lado con el castillo de Bujaraiza de fondo, un recinto modesto compuesto por la torre del homenaje y una muralla de mampostería ubicado sobre una pequeña colina. Desde allí se perdía el contacto visual con Hornos. Hernando no pudo evitar una leve sensación de vértigo, aunque su ejército también estuviera allí Salió a su encuentro el comandante del ejército de Álvaro de Luna, Sancho Ledesma, ataviado con indumentaria similar a la suya. Resultaba contradictorio que dos caballeros de Santiago encabezaran bandos opuestos, pero el enfrentamiento entre Rodrigo Manrique y Álvaro de Luna había desmembrado la Orden ofreciendo un triste ejemplo para la cristiandad. Ambos se introdujeron en una tienda de campaña para que nadie escuchara la conversación, ocultos de indiscreciones. Le pesaba la mirada a Sancho Ledesma, como si se le hubieran llenado de plomo los ojos.

-Dime, Sancho. Qué tenéis que ofrecer.

El comandante guardó silencio unos segundos. Parecía que se le hubieran almidonado las cuerdas vocales. Cuando se soltó, no se anduvo por las ramas.

-Han detenido a Elvira Hinojosa acusada de traición al Rey.

La barbilla de Hernando se volvió trémula. De pronto, todo se hizo oscuro. Por un momento deseó desenvainar su espada y cortarle la cabeza allí mismo a Sancho Ledesma.

-¿Qué estás diciendo? Ella jamás se implicaría en intrigas.

-Es cierto, Hernando.

-No puedo creerte. ¿Otra artimaña de Álvaro de Luna?

Entonces Sancho Ledesma la mostró. Abrió la palma de su mano y Hernando contempló la medalla gemela a la suya, oro con dos nombres grabados. El fuego le quemó por dentro.

-Sigue hablando –le dijo a Sancho.

-Esto es lo que mi señor te propone: la vida de tu amada a cambio de la de Rodrigo Manrique. Acaba con él cuando os encontréis a solas, será fácil, y Elvira quedará en libertad sin cargos.

La tela de la tienda vibraba con el viento y comenzó a marear a Hernando de Guzmán. Bufaba agitadamente, se le hinchaban los pulmones como vejigas llenas de vino. Perdió por completo la cabeza, desenvainó su espada y apuntaló con ella el mentón de Sancho Ledesma.

-¿Dónde se encuentra Elvira, desgraciado? ¡Dímelo!

A pesar del peligro, Sancho no perdió la compostura. -La tenemos aquí, en el castillo. Si no cumples lo que te decimos, no volverás a verla. A Rodrigo, dile para justificar este encuentro que queremos su rendición inmediata pues pronto recibiremos refuerzos. Esta noche, quedad a solas y mátalo.

Queremos su cabeza. –Hernando desbordaba brasas en sus ojos, comprimía la punta de su espada hendiendo la piel. Sancho hablaba con la voz entrecortada-­­. Podrás escapar sin dificultad antes de que vuestros hombres se enteren, recuperar a Elvira y marchar a Toledo con ella.
Entierro del Condestable Alvaro de Luna

¿Pero qué decía aquel estúpido? No, no podía ser verdad lo que estaba escuchando, demasiado insoportables cualquiera de las dos opciones. Hernando levantó bruscamente la espada y con las dos manos describió un arco descendente hacia la cabeza de Sancho Ledesma. Se escuchó el zumbido cortando el aire, pero el filo se detuvo en el cabello del comandante sin llegar a herirlo. Los soldados de ambos bandos echaron mano a sus armas cuando el tremendo grito fabricó un eco repetido en las montañas circundantes, el grito enloquecido y desesperado de Hernando de Guzmán.

Rodrigo Manrique apenas había probado bocado durante la cena. La noticia de que el enemigo esperaba refuerzos apenas le había afectado y en ningún caso aceptaría la rendición. Antes la muerte que doblegar la cabeza ante el maldito de Luna. Se dejaría la piel blandiendo la espada y vistiendo el uniforme de trece de la Orden de Santiago, no como el cobarde valido que enviaba a otros a defender sus intereses mientras él rumiaba bajezas en su sede de Escalona. No era eso lo que le había quitado el hambre, sino la turbiedad que había encontrado donde antes existía cristal.

Hernando fue recibido en sus aposentos. Le había rogado hablar a solas esa noche, rediseñar la estrategia para enviar al infierno de una vez por todas al enemigo que asediaba. Rodrigo le miró a los ojos, como solía hacerlo, y comprendió que ya no era como bucear en aguas cristalinas, que algún demonio había removido el fondo enturbiándolas. De todas formas, decidió sumergirse en ellos para descifrar el mensaje mientras Hernando le hablaba sin que él hiciera caso de la disposición de la caballería, de las estacas que defendieran a los arqueros, del golpe definitivo de la infantería.

 Rodrigo necesitaba la prueba de confianza sin la cual no podría batallar junto a sus caballeros. Algo había barruntado de la lectura en aquellos ojos. Le dio la espalda a Hernando de Guzmán y se arrodilló en su reclinatorio en actitud orante. La cabeza la inclinó dejando a la vista un cuello blando y dócil. Enseguida escuchó el suave y familiar roce  de una espada saliendo de la vaina y los segundos se hicieron eternos. Cuando giró la cabeza vio horrorizado cómo Hernando de Guzmán se disponía al suicidio.

-¡No!

Rodrigo Manrique fue felino, saltó tensando cada una de sus fibras musculares evitando la tragedia en el último instante, desviando la estocada mortífera que apuntaba al vientre de Hernando de Guzmán. Fue duro observar cómo un soldado de Santiago batido en mil refriegas se derretía en llanto como un niño pequeño, pero no le importó, Rodrigo le ofreció consuelo a aquel hombre que acababa de superar la más alta prueba de lealtad que señor alguno puede exigir. Cuando se serenó, Hernando le puso al tanto de los pormenores de su entrevista con Sancho Ledesma. Si solamente con el odio se hubiera podido matar, aquella noche hubieran muerto muchos hombres, entre ellos Álvaro de Luna.
Mausoleo de D. Alvaro de Luna en la Catedral de Toledo

La mañana amaneció escarchada y los ánimos convertidos en estalactitas. Después de una noche en vela, Rodrigo Manrique junto con sus hombres ahogó al enemigo cuando aún se desperezaba envolviéndolos en una atrevida e inesperada maniobra militar. Dicen algunos que era el mismo demonio quien empuñaba la espada de Hernando de Guzmán, que jamás vieron a nadie descuartizar con tanta fiereza a sus enemigos convirtiendo sus cuerpos en aspersores de sangre que nutrieron la tierra de dolor. Consiguieron arrojarlos de las tierras de la sierra de Segura haciéndose de nuevo fuertes en el lugar, pero de nada sirvió para los intereses de Hernando, porque cuando se adentró en el castillo de Bujaraiza contempló la escena que ya para siempre quedaría grabada al rojo en su memoria y en su alma, el cuerpo sin vida de su amada Elvira Hinojosa en la sala abovedada de la torre del homenaje.
Ruinas del Castillo de Bujaraiza

El historiador Lucas Dueñas echó un vistazo al pantano del Tranco y comprendió que tendría que alquilar una barca para alcanzar el castillo de Bujaraiza, una pequeña isla exuberante de vegetación que casi ocultaban los restos de la fortaleza.

Apenas si podía vislumbrarse la torre del homenaje, sumamente castigada por el tiempo y los elementos. Cuando alcanzó la orilla se alegró de haberse colocado las botas de explorador para sortear el barrizal. El sombrero le daba cierto toque retro, de descubridor de sarcófagos y algún falso santo grial. Tuvo que apartar maleza para abrirse paso hasta la torre, atalaya de solidez dudosa de la que fácilmente podía desprenderse algún cascote. Se introdujo con precaución en la sala abovedada, se orientó para descubrir qué muro estaba orientado al norte y entonces contó las filas de bloques que componían la pared. Depositó la mochila en el suelo y extrajo un pico y unos guantes de goma. No estaba habituado al ejercicio físico, aquello le levantaría ampollas en las manos y agujetearía sus músculos, pero lo daría por bien empleado si la copla de Jorge Manrique estaba en lo cierto, una de las estrofas del poema que había descubierto.



Herido Hernando en el alma

cayó su cuerpo en suelo

llorando.

Cogió, perdida la calma,

la medalla en un vuelo,

gritando.

Piedra en fila segunda,

columna cuarta, al norte,

picó.

La medalla, muy profunda,

después de quitar el bloque,

escondió.



Lucas Dueñas se sintió idiota conforme picaba en el muro. ¿Cómo podía hacer caso a un poema, por muy auténtica que fuese su autoría? Quizá de niño había leído demasiadas aventuras de piratas con tesoros escondidos. Sabía que era cierta la lucha enconada en Hornos de Segura entre las tropas de Rodrigo Manrique y las de Álvaro de Luna, pero jamás tuvo noticia de ningún Hernando de Guzmán ni de la vileza cometida con su amada por parte del valido del Rey.

Las gotas de sudor perlaban su frente cuando consiguió que el bloque gimiera; de seguir picando así se le vendría la torre del homenaje encima. La piedra se movió un poco y luego otro poco más, lo suficiente para permitir a sus dedos enguantados asirla y tirar de ella. Pudo emplear otra hora más, pero al final dejó en el muro un hueco como la mella en una dentadura. ¿Y ahora qué, Indiana Jones? Se quitó el guante de la mano derecha y palpó los restos de mortero temiendo que en cualquier momento el muro le diera un mordisco. ¿Qué era eso? Algo envuelto en tela. Lo sacó con devoción y descubrió su contenido. Caramba con el amigo Jorge Manrique. Lucas Dueñas observaba con admiración, sobre la palma de su mano, una antigua medalla de oro con dos nombre grabados: Elvira y Hernando. La guardó en su mochila y abandonó el castillo y la isla con el corazón a punto de escapar de su pecho. Verdad, era todo verdad lo que contaba la composición lírica que halló en el legajo del Archivo General de Simancas: la batalla, el secuestro de Elvira y un Hernando de Guzmán que, destrozado, quiso ocultar para siempre la medalla de su amada en el lugar donde le dieron muerte.

No obstante, a pesar del testimonio estremecedor del poeta, Lucas Dueñas no pudo evitar una sonrisa conforme remaba: al final, Rodrigo Manrique salvó su cabeza por confiar en la fidelidad de Hernando de Guzmán. No así el vil Álvaro de Luna, que pocos años después cayó en desgracia del rey Juan II y fue decapitado de un tajo seco en Valladolid. El tiempo termina haciendo justicia.

PUENTEÑ@S.......PEDRO RUIZ AVILÉS

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Ha pasado todo un caluroso verano y, como prometimos en nuestra última publicación en el mes de junio, volvemos con renovadas ilusiones para que este proyecto siga su camino de consolidación aglutinando a muchos puenteñ@s que siguen puntualmente sus publicaciones. Queremos agradecer a todos y cada uno de ellos su atención y consideración, pues ellos son nuestra principal motivación en el trabajo y en el desarrollo de contenidos y publicaciones. Muchas gracias a todos.
Una vez dicho esto recuperamos, después de un largo tiempo, la sección de PUENTEÑ@S, sección que llenáis vosotros, estéis en el pueblo o fuera de él, al cumplimentar el cuestionario que aparece al teclear en el enlace situado en la parte superior derecha de la página principal del blog. Está claro que la intención es simplemente retomar el conocimiento de aquella persona que, por una causa u otra, ha permanecido para muchos invisible en el tiempo. Por ese motivo os animamos a que rellenéis este sencillo cuestionario en los apartados que consideréis adecuados contestar, pues no es obligatorio contestar todas los apartados. Os lo agradecemos de todo corazón.
En esta ocasión nos sirve para conocer a otro de nuestros paisanos que, muy a pesar suyo, tuvo que coger el camino que le empujó a instalarse en otras tierras aunque nunca olvidó a su gente y sus raíces, nos referimos a PEDRO RUIZ AVILÉS.
Pedro Ruiz Avilés
DATOS PERSONALES.
Nombre.
Pedro Ruiz Avilés
Edad.
69 años
Dirección.
Avd. Andalucía, 49
Profesión/Ocupación.
Jubilado
Año de emigración.

Destino.
Córdoba
Lugar de residencia actual.

Contacto (teléfono/correo electrónico).
953435001
Pedro Ruiz Avilés, el segundo por la derecha, junto a diversos amigos.


DATOS FAMILIARES.-
Nombre de padres.
Pedro y Teresa
Nombre de hermanos.
Ramón Ruiz Avilés
Nombre de los abuelos.
Paternos.-Pedro e Isabel
Maternos.-Ramón y Teresa
Referencia familiar (apodo).
El de D. Ramón el médico
Calle/zona del pueblo de residencia familiar.
La carretera
Familiares actualmente en el pueblo.
Suelo estar bastante por el pueblo

REFERENCIAS PERSONALES.-
Estudios.
Doctor Ingeniero Agrónomo y Sociólogo
Trayectoria profesional/ocupacional.
Investigador en Ciencias Agrarias y Sociales
Aficiones.
Fútbol, teatro, toros y lectura.
Inquietudes/Actividades.


Temas históricos, socioeconómicos y los relacionados con la Sierra de Segura, mi pueblo y mis antepasados.
Nombre de amigos/as del pueblo.
Pablo García, Pedro López, David Avilés, Julio Carrasco.
Lugar del pueblo que más te gusta.

La Ribera del río Guadalimar y la zona de los puentes.
Mejor recuerdo que tienes del pueblo.
Mis estancias los veranos en Los Paules.
Que no te gusta del pueblo.
Las carreras de motos y coches por la antigua carretera y los "carteles informativos" colocados hace poco en algunos lugares inoportunos.
Con qué frecuencia vas al pueblo.
Cada dos o tres semanas.
Última vez que estuviste en el pueblo.
Mi estancia es muy habitual.
Cómo podríamos mejorar el pueblo.
Logrando que sea más participativo en acciones colectivas y menos "chismoso" en la crítica de las iniciativas que se llevan a cabo o se quieren emprender.
Explica algún recuerdo, vivencia o anécdota que hayas vivido en el pueblo.
Nuestra primera salida conjunta de la gente de nuestra generación, que fue como futbolistas juveniles a jugar un partido en las fiestas de Génave. Recuerdo que los 9 que fuimos recibimos dos palizas, pues perdimos 3-1, pues eran ellos algo más mayores y además eran 11, y también la de nuestros padres pues por diversas circunstancias el regreso se alargó hasta las 5 de la madrugada.

LOS TOROS EN PUENTE DE GÉNAVE

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En cualquier acto festivo de los pueblos que se enmarcan en nuestra comarca de la Sierra de Segura, es inevitable, y supone una verdadera característica, encontrarnos con actos taurinos. Ahora más centrados en encierros y suelta de vaquillas, pero, hasta hace no mucho tiempo, la lidia de reses bravas por reconocidos novilleros, matadores o rejoneadores era parte imprescindible de toda programación festiva. En este aspecto Puente de Génave han mantenido a lo largo del tiempo esta tradición, alcanzando sus festejos taurinos reconocido renombre en nuestro ámbito comarcal, según refleja RAMÓN GALLEGO MARTÍNEZ en este artículo en el que hace un repaso histórico de la tradición taurina de nuestro pueblo.

UN SIGLO DE TOROS Y TOREROS EN PUENTE DE GÉNAVE.

          La fiesta de los toros ha estado tradicionalmente muy arraigada en Puente de Génave, mucho más de lo que pudiera parecer a simple vista.
Suelta de vaquillas en el Cortijo de las Ánimas

          Aunque los comienzos de S, XX son oscuros, ya en los años 20 comienzan a lidiarse novillos y toros en la Plaza de la Iglesia. El encierro de las reses se hacía desde el Camino Real hacia la calle del Arroyo para desembocar en la plaza, cuyos chiqueros se ubicaban entre la Iglesia y la actual casa de Marcos Galdón.
Suelta de vaquillas en el Barrio del Carmen

          El primer torero del que tenemos noticias se llamaba "Perejito" y venía casi todos los años con su cuadrilla a matar cuatro novillos utreros (dos cada día) que generalmente eran de la ganadería de D, Sabino Flores de Peñascosa (Albacete) cuyo mayoral, Jumas, era ya una figura conocida en el pueblo. El precio de cada novillo era de unas ochocientas pesetas aproximadamente. En cierta ocasión, "Perejito" fue incapaz de matar un novillo llamado "Cortijero" en la Plaza de la Iglesia, tares que debió asumir un sargento de la Guardia Civil apellidado Hortelano.
Plaza de la Iglesia, durante muchos años escenario taurino
          Gran resonancia tuvo la corrida de toros celebrada en los ejidos del Cortijo de La Vicaría en 1928, organizada por los trabajadores del ferrocarril en incipiente construcción en ese momento. Se lidiaron toros (no novillos como era lo habitual) de la ganadería de Los Traperos, de Siles, utilizándose cinco o seis caballos para picarlos, puesto que en aquella época el reglamento taurino no contemplaba el uso del peto protector. El sobresaliente se llamaba Antonio Sánchez y para poder verlos hubo que pagar entre una y cinco pesetas por localidad, según se tratase de niños o adultos. El ambiente debió ser extraordinario por cuanto en el ferrocarril trabajaban entonces varios cientos de personas y la fiesta de los toros arrastraba a gentes de todos los cortijos y lugares habitados, incluso de Los Pesebres, como tenemos noticias.

          Otro año se realizaron los festejos en la fábrica de harinas Unión Hermanos, celebrándose un día la novillada y al siguiente la charlotada, ésta con personal autóctono como Doroteo y "Tarantela" con su borrico, entre otros; al decir de mucha gente no lo hacía del todo mal. En esta ocasión logró escaparse un toro de los chiqueros y fueron aficionados de Beas de Segura quienes lo capturaron en La Vicaría, aunque no sirvió de gran cosa puesto que el animal murió poco después en los mismos chiqueros. El ganado se solía comprar en la Tiná del Pizorro y en los Cortijos Nuevos, allí se hacían los tratos. Un famoso tratante que intervenía en casi todas las compras ha sido D. Antonio Sánchez Villalba, "El Señorito", que aún a sus noventa y tantos años tuvo memoria y gracia para contárnoslo con pelos y señales.
          Durante los años treinta y buena parte de los cuarenta, las corridas pasaron a celebrarse en la Cooperativa de la Plaza de la Iglesia por su mayor seguridad y relativa sencillez. Los encierros siguieron haciéndose por la calle del Arroyo y los chiqueros se dispusieron en los jamileros de dicha fábrica. La gente veía el espectáculo desde barreras de palos o desde los trojes. En esta época fueron famosos toreros lo que lidiaron en nuestro pueblo, como "El Guiño" que partía las banderillas por la mitad y que en cierta ocasión se negó a lidiar por considerar que el ganado era demasiado grande. Posteriormente uno de estos toros rechazados mataría al torero en la Plaza de Toros de Cieza (Murcia) lo que parecía una triste ironía dels destino. "El Niño de Alhambra" de Ciudad Real y "El Atarfeño" quien fue traído por D. Felipe Idañez desde Granada, también lidiaron muchas reses en nuestra localidad. Juan "Potaje" y su hermano Pepe torearon varios novillos de Manuel Frías (ganadería de Los Pesebres) siendo recordados por muchos aficionados ya que también torearon en Peñolite
Cándido Samblas y el sacerdote D. Antonio Sánchez
presidiendo un festejo taurino a finales de los años 50.
          Al terminar la Guerra Civil se lidiaron cuatro novillos de Gerrardo Morcillo, de Santiago de la Espada, por parte del sobresaliente "Peñita de Jaén". En toda esta época era normal que un novillero lidiara todas las reses auxiliado solamente por su cuadrilla. Un personaje interesante y que nutría de reses a las fiestas era Miguel García Herrera, conocido como "Miguel Turra", ganadero y cuñado de Eloy Moya para más señas. Durante los años cuarenta y cincuenta hubo una serie de "toreros locales" que hacían las delicias del público y que incluso llegaron a picar novillos. Entre ellos destacaron Vitorio Gutiérrez "Mogollo", Luís Gutiérrez Cuadros "El Payaso", José Ramón Sarria Gutiérrez "El Chef", Ramón "El Preñao"......
          Sobre los años 1945-46 empezaron a celebrarse las novilladas en la plaza de los "Ortegas", mejor preparada para este menester. Durante la primera corrida celebrada allí se lidiaron reses de la ganadería de D. Demetrio Risoto, de Navas de San Juan. A finales de los años cincuenta y principios de los sesenta se consolida definitivamente esta plaza de toros con matadores de toros y novilleros como "El Pipo", José Fuentes, Justo Armenteros, Manuel "Pedrés" de Albacete, "El Roales", etc...
Justo Armenteros "El Libertario"
          A principios de los sesenta aparece un Peña Taurina a la que pertenecían más de cien socios y que organizaban festejos taurinos en colaboración con el Ayuntamiento siendo Melquiades Campos González el que traía los carteles desde Valencia. 
Melquiades y José Galilla, miembros de la Peña de los Trece
          Esta peña reunía "el arte taurino y la gastronomía" puesto que después de los festejos, lo normal es que una o dos vacas fueran degustadas por sus miembros en la Chopera del río. En este momento es cuando se forja la segunda generación de toreros locales como fueron Basilio Ruiz Marín, desde entonces "El Torero", José Cano Ortega, "Cañas Cañitas" o "El Lolo", estos dos últimos tuvieron tal vocación taurina que se fueron una temporada a ganarse la vida como maletillas a la región valenciana. 
El Lolo,Vicente Alarcón y El Roales como cartel en Puente de Génave
          Como anécdota de esta época contaremos que en un cartel en el que aparecía Basilio Ruiz Marín "El ídolo de la localidad", alguien puso debajo: "Honorato ha caído del cartel", en clara referencia al nombre de su padre, lo cual producía en éste, su progenitor, un gran enfado y paralelamente las risas de muchos aficionados. También fueron frecuentes las charlotadas y espectáculos cómicos-taurinos como el del Bombero Torero que era y sigue siendo magnífico.
Melquiades, El Rizao y el Niño del Bazar lidiando en la plaza de los Ortegas


          La última corrida que se celebró en esta plaza de toros de los "Ortegas" fue la organizada en 1983 por Antonio Serrano "El Moreno", lidiando cinco novillos de la ganadería de los Hermanos Bravo de Bienservida (Albacete) para los diestros Juan Antonio Esplá, Gregorio Tebar, "El Inclusero", Manolo Sales, Manolito Carrillo y El Niño de la Palma. Posteriormente, todos los festejos organizados, se realizaron en plazas portátiles, como los de Patricio Sánchez "Chaparrita" o los Hermanos Peralta, hasta llegar a 1998 en los que actuaron alumnos de escuelas taurinas y fue organizado por Pedro Piñero en colaboración con el Ayuntamiento.
Patricio Sánchez "Caparrita" junto a los Hnos. Peralta
          En los últimos años ha surgido una nueva Peña Taurina que organizaba suelta de vaquillas durante las fiestas por las calles de la localidad, para una vez finalizada la suelta, ser sacrificadas y degustadas entre todos sus miembros. Este resurgir de las "capeas" ha querido resucitar aquellos festejos seculares. Esperamos que de aquí surja algún "ídolo local" como los de antaño, para regocijo de los aficionados, aunque visto el panorama no será fácil.
Suelta de vaquillas en la plaza portátil
Suelta de vaquillas para San Isidro detrás del hotel

RAMÓN GALLEGO MARTÍNEZ

RECORRIDO POR LA HISTORIA DE LA EVOLUCIÓN HUMANA EN LA SIERRA DE SEGURA.

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Es evidente que todos, con mayor o menor intensidad, nos sentimos orgullosos de tener estrecha vinculación con la comarca de la Sierra de Segura. Es por ese motivo que, desde el blog, iniciamos un recorrido por la historia de esta comarca a través del conocimiento de la huella que han ido dejando las gentes y pueblos que la han habitado a lo largo de la historia. Comenzamos esta andadura presentando en el primer capítulo la época histórica llamada Paleolítico, Después le sucederán en otros capítulos el Neolítico, los Íberos, la Dominación Romana, etc.... hasta completar una visión global, simple y los más gráfica posible sobre la historia de la Sierra de Segura.


Primer Parte.- PALEOLÍTICO

          Antes de empezar a explicar cuando aparece por primera vez el ser humano por las tierras de la Sierra de Segura, es conveniente que expliquemos brevemente diversos aspectos de la evolución desde los primeros homínidos hasta el ser humano actual o Homo Sapiens Sapiens.
          Nuestra especie, el Homo Sapiens, pertenece al grupo de los primates, que desde hace más de 65 mill. de años han ocupado las tierras de este planeta, adaptándose a lo largo de la devolución a las distintas necesidades que el medio les ofrecía.
Evolución humana

          Hace aproximadamente unos 5-6 mill. de años cuando, dentro de la evolución, aparecen los homínidos ya diferenciados de los primates, como es el caso del Australopithecus Anamensis que ya podía caminar erguido, cuestión que evolutivamente transformó su esqueleto y musculatura y por supuesto su comportamiento. A partir de esta especie se desarrollan dos grupos distintos, el Australopithecus Afarensis y otro grupo que derivará en el Homo Habilis, o primer representante de nuestra especie, y que gracias a su posición erguida desarrolló la capacidad de manipular objetos e incluso utilizarlos.
          Durante el Pleistoceno el clima sufrió grandes variaciones, produciéndose extensos periodos de glaciaciones, que congelaron mares, propiciando que esta especie pudiera emigrar desde territorios africanos, donde aumentaron las zonas semidesérticas y desaparecieron grandes extensiones de selvas a causa de esas variaciones climáticas, hacia tierras europeas y asiáticas. Los restos hallados en la Sima de los Huesos de Atapuerca (Burgos) han aclarado mucho en lo referente a la evolución de los Neandertales europeos.
Puente Mocho

          Mientras en Europa se afianzaban estos Neandertales y en Asia lo hacían los últimos Homo Erectus, otro nuevo grupo de seres humanos, el llamado Homo Sapiens o Cromagnon, estaba surgiendo en el corazón de África, no dudando a expandirse y cruzar los mares hasta llegar a Europa donde convivieron con los Neandertales durante más de 10000 años. Aunque los Neandertales eran más fuertes y mejor adaptados al medio dominante en Europa, se extinguieron, por causas que todavía están por determinar, hace aproximadamente unos 30000 años. Este misterioso hecho dejó como especie dominante al denominado Homo Sapiens Sapiens que es del que han surgido todas las etnias y razas que hoy pueblan la tierra.
Útiles de silex del Puente Mocho (Museo Arqueológico de Jaén)
          Sirva esta introducción para situarnos y de esa forma comprender con mejor perspectiva lo que han sido las primeras apariciones del ser humano en nuestra sierra y que podemos constatar por los restos encontrados cerca del Puente Mocho (Beas de Segura) y que están datados entre 400000 y 200000 años, es decir en el Paleolítico Inferior. Es evidente que este grupo de Neandertales vivía en el entorno del río Guadalimar, donde encontraban abundante caza, pesca y material como cantos rodados, guijarros y silex que usaban para fabricar sus utensilios, estando algunas de las piezas encontradas en el Museo Arqueológico de Jaén. También se han localizado en las terrazas abiertas en la roca por el curso del río algunas pinturas rupestres que representan trazos y signos indescifrables.
Restos óseos utilizados posiblemente como hacha (Cueva del Nacimiento)
          La ocupación datada en el Paleolítico Medio (de 200000 hasta 35000 años) se limita, por ahora, a los restos encontrados en la llamada Cueva Secreta en pleno corazón del Parque Natural. Será en el Paleolítico Superior (de 35000 hasta 10000 años) el periodo más prolífero en lo referente a hallazgos que demuestran que estas tierras serranas fueron ocupadas por nuestros antepasados.
Cueva del Nacimiento (Pontones)
          Será la llamada Cueva del Nacimiento (Pontones) el claro exponente de ocupación prolongada en el tiempo por diferentes grupos durante este periodo del Paleolítico y posteriormente en el Neolítico, donde se han encontrado importante cantidad de restos de utensilios y huesos de animales datados en más de 12000 años, aunque es mayor la presencia de restos de este último periodo Neolítico, que detallaremos en el siguiente capítulo, con abundante cerámica incluso decorada. Hay que destacar, también en Pontones, la llamada Cueva de la Cruz, cercana a la anterior, de unos 25 metros cuadrados de superficie y 5 metros de altura aproximadamente, que cuenta con importantes pinturas rupestres de arte esquemático levantino, con figuras humanas en posición de lucha y escenas de caza que era su principal actividad, además de diversos signos esquemáticos.

(jt) Segura Verde.



LA MÚSICA EN PUENTE DE GÉNAVE.

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LA ACTIVIDAD MUSICAL EN LA HISTORIA DE PUENTE DE GÉNAVE.

Por José Antonio Molina Real

       En toda comunidad, y Puente de Génave lo es, el desarrollo de actividades culturales siempre son indicadores que dan muestra de su identidad como pueblo. Dentro de la actividad cultural, la música siempre ha ocupado un papel destacado y aunque nuestra historia es, medida en el tiempo, relativamente corta, podríamos decir que nuestra actividad musical ha sido, cuanto menos, muy intensa. Además podríamos decir que la salud musical de nuestro pueblo es bastante buena y en la actualidad son diversas las agrupaciones musicales las que llevan el nombre de Puente de Génave como estandarte por diversos puntos de la provincia e incluso de toda Andalucía.

           Pero debemos adentrarnos en la corta historia de nuestro pueblo para comprobar que este momento dulce tienes unas sólidas raíces que han posibilitado esta herencia que nos permite disfrutar de tantos acontecimientos y programaciones musicales a lo largo de cada año.
          Si acudimos a la cronología, decir que los años treinta estuvieron excesivamente marcados por la conflictividad social y política y que tras la Guerra Civil y los duros años de postguerra, allá por los últimos años de la década de los cuarenta brilla con nombre propio el grupo musical Los Mariachis, que a base de acordeón, guitarra y bandurria amenizaban todo tipo de acontecimientos festivos y números bailes en la Sociedad de Caza y Pesca. Sus componentes, Antonio “el Mono”, Paco “Moquilla”, José Rodríguez “Joselón”, Nicasio y Julián “Botanas”.
Grupo Los Mariachis
         Los Mariachis marcaron también el inicio de los años cincuenta y era difícil acudir a cualquier acontecimiento de ámbito social en el que no estuvieran presentes, y aunque en ocasiones no acudían al completo, siempre estaban dispuestos para dar esa nota musical que propiciara el divertimento de la población. Afamados, incluso en los pueblos de alrededor, era los bailes navideños que se celebraban en la parte superior del Bar El Pintor o los bailes domingueros y verbeneros en las instalaciones del Bar nacional regentado por Gregorio Solano.
          No fue, por lo tanto, extraño que acompañaran en su actuación a la Asociación de Coros y Danzas de la Sección Femenina en el certamen provincial celebrado en el cine Mari Paz y en el que resultaron brillantemente ganadoras nuestras representantes en aquel año 1957.
Grupo de Coros y Danzas de la Sección Femenina. 1957
           Tanto Los Mariachis, como los Coros y Danzas de la Sección Femenina fueron diluyendo su actividad al verse la población de Puente de Génave fuertemente contagiada por el fenómeno migratorio que dejó prácticamente vacías sus calles de población joven que, forzada por la situación de precariedad económica, tuvo que buscar su sustento en diversas y lejanas tierras, principalmente Madrid, Baleares, Cataluña y las provincias levantinas. Por desgracia acabaron disolviéndose a mediados de los años sesenta se disolvieron a finales de los años 60.
        La actividad musical de nuestro pueblo quedó reducida a mínimos, siendo entonces, a finales de los sesenta, cuando floreció, impulsado desde la parroquia con Don Pedro al frente el Coro Parroquial. Esta se desarrolló desde las actividades programadas por la Adoración Nocturna, siendo la familia Serrano, con Don Faustino y Doña Ramona al frente, los impulsores de esta iniciativa musical. Cualquier lugar era bueno para sus ensayos, siendo la casa de Don Pedro siempre un referente, logrando dar armonía y solemnidad a múltiples celebraciones eclesiásticas, con intervenciones destacadas para las fiestas patronales, Semana Santa y Navidad.
Integrantes del Coro Parroquial
           Queda, por tanto, reflejada la precariedad de la actividad musical a finales de los años sesenta, pero será de este grupo polifónico parroquial de donde surgió a principios de los años setenta la Agrupación Cultural San Isidro Labrador, que pretendió recuperar en nuestro pueblo el fervor por los bailes tradicionales y cancionero popular. Realizaron diversas actuaciones en el ámbito local, y aunque fueron pocas y siempre enmarcadas dentro de la programación de fiestas, contribuyeron a mantener viva la tradición y la costumbre musical en nuestro pueblo en sus actuaciones programadas, generalmente, en los terrenos de la fábrica de aceite de los hermanos Ortega.
Actuación de la Agrupación Cultural San Isidro Labrador
           Ciertamente la concentración de actividad musical se realizaba con motivo de las fiestas patronales a San Isidro Labrador. Las actuaciones de la banda Los Pizarrines de Génave siempre daban esa nota de color y aire festivo, y como se quedaban a dormir en casas particulares durante todas las fiestas, también, en ocasiones, amenizaban las verbenas. Pero poco a poco se fue saliendo de esa regresión provocada por la emigración y las fiestas se fueron llenando de actos y de verbenas que, siempre dentro de las limitaciones monetarias, empezaron a contar con grupos de cierto prestigio y fama. Este fue el caso de Los Tres Sudamericanos, Los Pekenikes y otros grupos, como los López Brother’s, que ya empezaron a hacer sonar sus guitarras eléctricas en las noches de verbena.
Los Pizarrines de Génave en la actualidad.
         Estos grupos llamados “modernos o yeyés” dejaron su influencia en nuestro pueblo, donde se formó un grupo musical a finales de los años sesenta. Sus integrantes, Clemente, Ángel, Rufino y su propulsor Isidro García, tuvieron que poner entusiasmo y no poco esfuerzo económico para comprar sus instrumentos, decidiendo ponerle el nombre de Los Penikes, pasando a llamarse poco después Ángeles Azules al incorporar a un organista de La Puerta de Segura llamado Antonio, y que desfilaron por no pocos pueblos deleitando numerosas verbenas en toda la comarca.
Grupo Los Penikes
           Es destacada también en esta época un hecho importante para nuestro pueblo, pues en el marco de las fiestas patronales de 1976 se desarrolló un concierto en el Cine Lumbreras, antiguo cine Mari Paz, ofrecido por el grupo músico-vocal Jarcha de reconocido prestigio y fama nacional en ese momento, siendo la primera actuación en toda la provincia y por lo tanto el primer pueblo donde resonó con fuerza el tema basado en la composición de Miguel Hernández, ”Andaluces de Jaén”.
Grupo Ángeles Azules
         Otros hitos musicales que irán marcando el final del S. XX y el inicio del presente S. XXI serán la formación de una entusiasta banda de cornetas y tambores agrupada entorno a la OJE. También destacaremos la formación de la Agrupación Musical San Isidro Labrador en 1996 surgida del seno de la Asociación Musical “La Banda” y que en la actualidad goza de excelente actividad siendo requerida para ofrecer conciertos en diversos municipios de la provincia e incluso de otras provincias andaluzas, estando presidida en la actualidad por José Manuel Cortizo Pérez y dirigida por Alfonso González González, contando con más de cuarenta músicos, una banda juvenil y una escuela de música que es auténtico vivero en nuestra juventud. Hay que mencionar como hecho destacado que en el seno de la Agrupación Musical San Isidro Labrador surgió con no poco entusiasmo en febrero de 2005 la Charanga Charandonga que con su alegría y particular repertorio es conocida no sólo en nuestra provincia sino en provincias cercanas como Granada, Ciudad Real, Córdoba, Albacete o Valencia.
           Capítulo aparte es el talante y buen hacer en el campo musical de la copla de nuestro querido paisano Juan Luís Martínez Campayo, que con un amplio repertorio de flamenco y copla pasea por diversos escenarios de la provincia espectáculos donde la interpretación de canciones populares y de puro flamenco despierta verdadera admiración, dentro de una siempre bien cuidada escenificación, y eso los puenteños y puenteñas lo hemos podido comprobar en numerosas ocasiones. 
Banda de Cornetas y Tambores de la OJE
Agrupación Musical San Isidro Labrador y Juan Luís Martínez Campayo
Charanga Charandonga
           Indudablemente hay que hacer una mención especial a la Coral Polifónica que da nombre a un histórico de la música en nuestro pueblo como Faustino Serrano. No sólo se conformaron con la creación de un grupo coral de voces blancas que agrupaba a numerosos niños y niñas de la localidad en el grupo llamado La Tribu Don Chin Pun, sino que profundizaron mucho más al formar una coral. La idea de su formación se gestó en el seno de la familia Serrano con el propio Faustino, su hija Alicia Serrano y el profesor de música Miguel Ángel Cano, allá por el año 1996 y que desde entonces, además de grabar un disco en 1998 titulado Jericó, pasea por diversos certámenes de ámbito provincial el nombre de Puente de Génave, teniendo verdadero prestigio musical que ha sido reconocido en numerosas ocasiones al obtener diversos premios.
La Tribu Don Chin Pun
Coral Faustino Serrano
          No podemos olvidar al Coro Romero Entre Pinos y Olivares, que cuenta en la actualidad con más de cuarenta componentes y que desde 2009 participa en diversos actos, conciertos y certámenes musicales. Ni tampoco al Grupo Folklórico Fuente Vieja que participa activamente en el desarrollo de la actividad folklórica desarrollada en la comarca de la Sierra de Segura y que realiza un encomiable labor en la recuperación del cancionero popular, las danzas y bailes más arraigados y tradicionales de nuestra tierra, siendo su participación en la programación festiva local extremadamente activa y en la de números certámenes y encuentros folklóricos comarcales.
Coro Romero Entre Pinos y Olivares
Grupo Folklórico Fuente Vieja
        Y, para no dejar al margen a los grupos que desarrollan su actividad a la interpretación de música rock y pop, tendremos que decir que es conocido por todos a los grupos Bumerang y Primera Plana que incorporan a músicos y componentes originarios de nuestro pueblo y que no sólo se limitan a deleitarnos con sus espectaculares actuaciones en las fiestas de nuestro pueblo, sino que desarrollan su actividad musical en la provincia y todo el territorio nacional amenizando eventos y verbenas festivas.
Actuación de Bomerang
Actuación de Primera Plana
          Es evidente que la historia se escribe día a día y que Puente de Génave tiene todavía mucha actividad cultural que desarrollar y de eso es buen sabedor nuestro ayuntamiento al tener especial cuidado en lo referente a ayuda y participación en la actividad de esta rica representación musical que en la actualidad tiene su centro en nuestro municipio.

A LOS SEGADORES...GENTE DE OTRO TIEMPO

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Cuando buscamos en nuestro pasado, son muchos los recuerdos que se agolpan en nuestra memoria, pero difícilmente en ellos aparecen esos hombres anónimos que se mantuvieron firmes y fieles a sus raíces, prefiriendo una dura e insegura actividad como era, a mediados de siglo pasado, el trabajo del campo. Ser jornalero en aquella época no era garantía de nada, tan sólo de penuria y de certeza que el pan, con el que se alimentaba a los hijos. se conseguía gracias al sudor y el esfuerzo. Así lo quiere reflejar Pedro Ruiz Avilés en este artículo al que hemos tenido acceso, en el que utiliza un vocabulario rico y acertado con sabor a otro tiempo. 


LA MIES ES POCA.

Por Pedro Ruiz Avilés.

Os recuerdo talmente como si fuera hoy y sin embargo han transcurrido casi cuarenta años. Estabais segando trigo, inclinados hacia delante, con el espinazo doblado y encorvado, la zoqueta embutida en la mano zurda y la hoz amarrada por la diestra. Los rayos del sol del tórrido verano caían inmisericordes sobre vuestro sudoroso cuerpo. Vestíais camisa clara de lona, pantalón de pana atado al cinto mediante un vencejo, calzabais unas albarcas y la cabeza envuelta en un pañuelo de poco color que empapaba vuestro sudor y que apenas si se veía al estar cubierto de un sombrero amarillo de paja.

Más allá del rastrojo, junto a un frondoso chaparro, un par de mulas romas, trenzadas sus patas delanteras, triscaban el cabo de unas pequeñas espigas caídas descuidadamente de las gavillas durante la marcha del tajo.

Llegábamos junto al morillero, todavía zagal, a media mañana, transportando el hato a lomos de una borriquilla enana que también cargaba las aguaderas de esparto repletas de avíos. Había que dar de comer a toda la gente que formaban la cuadrilla y las viandas eran abundantes: un par de ollas de potaje, sendas cacerolas de lomo y tajadas con tomate, bacalao crudo, sardinas encubadas, media docena de pepinos y algún tomate, también varios panes de hogaza, una damajuana de vino, una libra de sal y dos cántaros, de los de arroba, llenos de agua para calmar una sed inmensa.

Tras media jornada veraniega de calor abrasador, almorzasteis y, después de una breve cabezada a la sombra del frondoso pino, vuelta a la tarea; y así hasta la puesta de sol, el trabajo solo interrumpido para liar un par de cigarrillos de tabaco picado que sacabais de la petaca, y así un día y otro, y otro, y así por todo un mes… Segadores, erais como los aceituneros, los vendimiadores, los muleros, los pastores…. La representación campesina de una España pobre, de una Andalucía de carencias, triste y desolada, de emigraciones por temporada o, peor aún, definitivas que se llenaban de penurias y escasez. Hombres de los años 50, duros, de tez morena, manos arrugadas y músculos de pedernal, que con su trabajo agrícola hicieron posible nuestro sustento.

Hogaño, no encontramos en nuestros campos cuadrillas de segadores, resulta rarísimo divisar gavillas o haces de mies rodeando la era, en la que un par de caballerías, con el paso monótono y cansino, acarreaban el trillo sobre la parva. Campos donde era frecuente ver segadores, a lo sumo, de vez en cuando, contemplamos un tractorista a bordo de modernas maquinarias que aran y trabajan lugares donde antaño maduraban trigales, cebadas o centenos. Esos campos donde hoy crecen olivas y también muchas retamas, jaras y matojos. Las tierras de pan antaño nacidas de los lentiscares roturados, con el progreso del país y por su propia falta de rentabilidad, se han convertido en un secarral, en un páramo marchito y desolado, sobretodo en estos años de no llover y de pertinaz sequía, término un tanto cursi con el que se intenta denominar la ausencia de lluvia.

Por eso, ahora, no dejamos de mirar al cielo a ver si nos llegan las nubes y la ansiada agua que acabe con carencias indeseables, rellene el río y nuestras fuentes y  que permita reverdecer nuestros campos y olivares; cuando estamos preocupados porque la sequía, y la consecuente baja producción, está haciendo subir los precios de los alimentos; si, ahora, es el momento de recordar y honrar como se merecen a aquellos que fueron el símbolo más auténtico de nuestra tierra.

A aquellos que como Isidro, nuestro Santo Labrador y campesino allá en el S. XII, aún se cuentan entre nuestros vecinos y paisanos sin dejar de confiar en su esfuerzo y en la tierra, a quienes han pasado y pasan muchos sudores y penalidades para ofrecernos el fruto de su sudor al trabajar la tierra para aprovisionarnos de alimentos, dando vida al campo, al pueblo y a sus cortijos. Aquí, humildemente, mi homenaje.

RECORRIDO POR LA HISTORIA DE LA EVOLUCIÓN HUMANA EN LA SIERRA DE SEGURA (II)

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Siguiendo con el recorrido que iniciamos el blog por la historia de esta comarca a través del conocimiento de la huella que han ido dejando las gentes y pueblos que la han habitado a lo largo de la historia, presentamos en este segundo capítulo la época histórica llamada Neolítico, siguiendo así el camino hasta completar una visión global, simple y los más gráfica posible sobre la historia de la Sierra de Segura.


Segunda Parte.- NEOLÍTICO

Dentro de la evolución humana, el Neolítico, puede considerarse como una de las etapas fundamentales en el desarrollo humano. El hecho de la constante observación del medio proporcionó la capacidad para no tener la necesidad imperiosa de ir a cazar o recoger frutos silvestres para alimentarse, ya que se podía acceder al sustento mediante el cultivo de la tierra y la domesticación de los animales. De esa forma descubrió que las semillas germinaban y ofrecían sus frutos, así como que cualquier animal salvaje podría convivir con un humano si desde edad temprana se le acostumbraba a su presencia y se le alimentaba. De esa forma no necesitaba trasladarse para buscar alimentos y aparece de forma progresiva colonias de humanos más o menos sedentarias, que seguían refugiándose en cuevas o abrigos en un primer instante para posteriormente pasar a ocupar terrazas fluviales que era donde se disponía de mejores tierras, solventando el problema del refugio con la construcción de rudimentarias viviendas situadas, por regla general en las zonas más elevadas y de fácil defensa de esas terrazas fluviales.
Pintura de la Cueva de la Diosa Madre (Segura de la Sierra)
La Sierra de Segura presenta unas características bastante propicias para el asentamiento de estas poblaciones. Son numerosos los abrigos y cuevas que durante los primeros periodos del Neolítico garantizaban la seguridad de sus moradores, pero esto suponía adaptarse a dificultades orográficas más propicias para la caza y el pastoreo, limitando de esa forma la práctica de la agricultura. Aquí se criaba ganado bovino, cabras, cerdos y ovejas.
Cueva del Nacimiento (Pontones)
Ejemplo claro de este periodo es la ya famosa Cueva del Nacimiento, que también fue ocupada desde el Paleolítico, ya que en ella, en sucesivas excavaciones que se iniciaron en 1972, se han encontrado restos de diversos tipos de fauna datados en más de 10000 años a. C. Además hay numerosos abrigos donde se han encontrado pinturas y representaciones diversas de difícil interpretación, dándole verdadera categoría de lugares sagrados pues, dentro de sus creencias y siguiendo las características del arte rupestre levantino, celebraban rituales siendo la pintura componente de esa expresión invocadora. Estos lugares se ocupaban de forma sistemática y periódica, incluso superponiendo pinturas de animales, de la figura humana o símbolos indescifrables, lo cual les otorga carácter de verdaderos santuarios. Claro ejemplo son los numerosos abrigos encontrados en el término de Santiago-Pontones, como los del Engarbo, Río Frío o Cañada de la Cruz en el valle del río Zumeta y del río Segura.
Abrigo de la Cañada de la Cruz. Pintura antropomorfa (Pontones)
Las necesidades de desarrollo agrario fueron propiciando la ocupación de los valles, con tierras más fértiles y de fácil recorrido para los ganados, siendo esta la causa principal de ocupación de las terrazas fluviales para realizar en ellas tareas agrícolas y ganaderas mientras que se construían rudimentarias viviendas en cerros próximos para facilitar así su defensa.
En la Sierra de Segura se han encontrado muchos poblamientos con estas características, o un cementerio excavado en una cueva artificial en Hornos, fechada hacia 4800 años a. C. o los yacimientos de Atalaya y Peñón del Utrero, que corresponden a la cultura de El Algar, en Orcera. En la Atalaya, ocupada a través de los siglos, existen manifestaciones de piedras talladas y pulidas, así como enterramientos en tinajas y representaciones de la Diosa de los Ojos.
Cerámica y útiles de la cultura de El Algar  (Hornos de Segura)
También en Orcera han sido halladas en el yacimiento del Cerro de la Coja un total de 37 fosas o silos excavados en la piedra que deberían tener distintas funcionalidades como molinos, habitáculos o almacenes de piedra para construir. Se han descubierto también semillas de trigo, restos de animales domésticos, cuatro recipientes completos, dos puntas de flecha y varios cuchillos.
Yacimiento del Cerro de la Coja (Orcera)
Todo esto parece indicar, sin ningún tipo de duda, que en la zona hubo asentamientos de población bastante estable a finales de la Edad de Bronce, en torno a 2000 años a. C., cuyos habitantes vivían del cultivo de las ytierras, básicamente cereal, y del pastoreo de ovejas y cabras, ocupando pequeñas estructuras hechas a base de piedra, madera y pieles.
       Otras manifestaciones aparecen en la Peña Hincada, un antiguo mehnir, la Piedra del Sombrero, y otro dolmen en la Cueva del Engarbo en Santiago de la Espada son tres monumentos megalíticos que marcan orientación este-oeste, que coincide con la salida y puesta del sol, su simbolismo mágico.
Cueva del Engarbo (Santiago de la Espada)
Especial significado tiene la Cueva de la Diosa Madre del Poyo de los Letreros en Parolix, término de Segura de la Sierra, datada en el III milenio a. C., que es un paredón inaccesible a 50 metros de altura y al que tuvieron que llegar escalando o descolgándose con cuerdas, donde aparecieron pinturas rupestres en colores rojizos representando una serie de ídolos con ojos de pequeño tamaño similares a los encontrados en zonas de Persia y Mesopotamia, figuras antropomorfas y otras de difícil interpretación, aunque con marcado carácter religioso.
Pinturas Cueva de la Diosa Madre (Segura de la Sierra)
Durante la Edad del Bronce, se produce una densa ocupación en el alto valle del Guadalimar. Yacimientos como la Cueva de los Caballos en Torres de Albanchez, ya ocupada por el hombre desde el Paleolítico, y en Benatae la Cueva del Águila en el Cortijo de los Lagartos demuestran esta ocupación de terrazas sobre el río Guadalimar. De esta última proceden algunas pequeñas piezas de silex, muy frecuentes en el Mesolítico o periodo comprendido entre la última glaciación y el Neolítico, y que se denominan microlitos. Lugares como la Hortizuela Alta, el Cerro del Pino. El Cortijo Salado, el Cerro de los Castellones y, casi con toda seguridad, el Cortijo de la Molata, todos ellos en Benatae, son asentamientos situados en las terrazas fluviales a ambas partes del río. Incluso algunos como la Hortizuela Alta, el Cerro del Pino y el Cerro de los Castellones presentan algunas trazas de fortificación, lo que indica que los habitantes del valle del Guadalimar del II milenio a. C. tenían preocupaciones por la defensa frente a otros grupos de población.
Cueva Peña del Águila (Benatae)
También, durante la Edad de Bronce, se han encontrado en Beas de Segura poblados elevados con base defensiva, como los del Cortijo de los Cuatro Vientos o el del Cornicabral, observándose rasgos que demuestran que eran sociedades de base agraria que tenían amplia dependencia de la manufactura del metal. También destacamos el aparecido en el Cerro Migallejo y en el de las Dos Hermanas en Puente de Génave.
Cerros de las Dos Hermanas (Puente de Génave)
El Neolítico supuso una revolución total en la organización de la vida, donde la agricultura del cereal y el pastoreo de ganado dieron respuesta a un creciente aumento demográfico, por lo que la aparición del dominio del metal supuso un avance importantísimo, generando un aumento de la capacidad productiva. Esta evolución originó una sociedad más sedentaria, que no tenía que desplazarse en búsqueda de recursos. Por esa razón sus asentamientos se situaron cerca al curso del río Guadalimar y recorrían su valle como vía natural de comunicación y de aprovisionamiento del preciado metal.

Ante la necesidad de ocupar nuevos espacios más abiertos y mejor comunicados donde desarrollar una actividad agraria más plena, tuvieron que abandonar cuevas y abrigos para empezar a ocupar la llanura fluvial construyendo viviendas, más o menos elaboradas, a base de maderas y adobes. En estos enclaves cercanos al río también proporcionaban acceso al barro para elaborar cerámica y a cantos rodados que pulían para obtener diversos utensilios, dándose una perfecta simbiosis entre el ser humano y su entorno. 

 (jt) Segura Verde

LOS PRIMEROS CONDUCTORES DE LA SIERRA DE SEGURA

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DE PROFESIÓN CHAUFFEUR. LOS PRIMEROS CONDUCTORES DE LA SIERRA DE SEGURA.

Por: Juan José Olivas Vigara

Primera parte

CHÓFERES PIONEROS EN LA SIERRA DE SEGURA.

Las vías de comunicación son parte fundamental en el desarrollo de una comarca. El atraso de la nuestra se ha debido, en gran parte, a una vergonzosa insuficiencia  de las mismas. Sus carreteras siempre han sido escasas y su estado manifiestamente mejorable. El abandono, por parte del Estado, de su red viaria fue un gran obstáculo  a su desarrollo económico y social en las primeras décadas  del siglo XX.

El aislamiento y la incomunicación fueron dos de las circunstancias más sentidas, tradicionalmente, entre los habitantes de nuestra comarca; dos realidades que tuvieron mucho que ver con su atraso secular.

En la sesión del Congreso del día 8 de marzo de 1902, el diputado por Jaén del distrito de Villacarrillo, D. Ramón Melgares formula un ruego al ministro de Agricultura refiriéndose  al lamentable estado en que se encuentra la carretera que parte de Baeza y termina en Orcera:

Hay trozos  verdaderamente intransitables, y son inmensos los        perjuicios que se ocasionan al movimiento comercial, porque    son muchos los pueblos importantes de la Sierra de Segura y      Loma de Úbeda, que tienen que sufrir el daño que ocasiona la falta de comunicación.”

Las carreteras eran pocas y malas y eran escasos los automóviles que transitaban por ellas. El primer automóvil que se matriculó en  Jaén fue un Darracq, propiedad de un vecino de Linares, llamado Ángel Gea Ruiz. Se le asignó la placa de matrícula J-1 en Enero de 1907.

A pesar de lo que disponía el Reglamento de 1900, muchos automóviles circulaban por las carreteras con tan sólo la autorización del Ayuntamiento del municipio donde  residía su dueño. Existía en algunas provincias un gran desfase entre en número de automóviles inscritos en los Ayuntamientos y los que, en mucho menor número, figuraban en las Jefaturas de Obras Públicas. En mayo de 1907 se puso fin a esta dualidad de inscripciones estableciendo, mediante una Orden, que se debían identificar los vehículos por provincias mediante dos placas, una en la parte delantera y otra en la parte trasera, de modo que estuviesen siempre visibles.

En la provincia de Jaén durante el periodo 1900-1909 se matricularon sólo 13 automóviles; en la siguiente década ya fueron 205 y en los felices años veinte se llegó a 4.285. En el siguiente lustro hubo un parón muy significativo y  sólo se matricularon 1.188 automóviles. El 31 de diciembre de 1935 se había llegado a la placa de matrícula J-5688.

A la vez que avanzaban la matriculaciones de automóviles lo hacia la concesión de permisos de conducir a los nuevos choferes de la comarca de Sierra de Segura.El día 4 de abril de 1914, D. Joaquín Casajus González, vecino de Orcera, dirige una instancia al Gobernador Civil de Jaén solicitando le sea concedida la autorización para conducir vehículos automóviles. Comprobado por el Ingeniero examinador que tiene la aptitud suficiente se le expide el permiso para conducir con el nº 32 y con fecha de 16 de abril de 1914.

El día 8 de noviembre de 1915, otro vecino de Orcera, Ciriaco Navío Gonzalez, de 19 años, solicita al Gobernador Civil de Jaén, que previo el examen, se le conceda certificado de aptitud para conducir automóviles por las carreteras de España. Como era menor de edad, puesto que la mayoría se alcanzaba a los 21 años, necesitó de autorización paterna.

La solicitud estaba escrita con una excelente caligrafía y llama la atención parte de lo declarado en la misma:   

(…) manifestando que se halla al servicio de la compañía de automóviles “La Auto-Beas” en cuyos coches de servicio público autorizados con los números 69, 70 y 71 de esta provincia y en el trayecto de Úbeda a Orcera es donde únicamente puede el que suscribe sufrir el examen (…)  

El 24 de noviembre se le expide el permiso de conducir con el nº 52 de la provincia de Jaén. Así quedaba autorizado legalmente para conducir los vehículos  de la empresa para la que trabajaba.

A lo largo de la primera mitad del siglo pasado existieron otras líneas de viajeros en la Sierra de Segura:

-De UBEDA A ORCERA y viceversa, pasando por Torreperogil, Villacarrillo, Fuente Nueva, Villanueva, Beas (empalme), Beas de Segura, Arroyo, Puente de Génave y La Puerta.
-De SILES A ALCARAZ (Albacete) y viceversa, pasando por Villaverde de Guadalimar, Cotillas, Reopar, Masegosillo y Vianos.

Parece ser que existió, según el Anuario Regional de la Región de Andalucía y Norte Español de África en su edición de 1932, una tercera línea que iba de Puente de Génave a San Blas (Murcia) y viceversa, pasando por Casilla Nevazos.

A estos dos chóferes serranos les siguieron otros, entre los que se encuentra nuestro convecino Félix Villalba; éstos ya obtuvieron sus correspondientes permisos al amparo de nuevo Reglamento de 1918 para la circulación de vehículos de motor mecánico por las vías públicas de España.

-D. Pedro Ponce Puche, vecino de Beas de Segura se le expide el permiso con el numero 167 y con fecha 28 de Mayo de 1920.
-D. Carlos Ruiz Piña, vecino de Beas de Segura, de 27 años de edad y de profesión comerciante obtuvo  permiso de 3ª categoría con el número 171 el  17 de junio de 1920. Por aquel entonces era obligatoria presentar un certificado de buena conducta; se lo expidió D. Roque Frías Palomares, a la sazón alcalde de la  Villa.
-D. Emidiano González Robles, vecino de Siles, obtiene permiso de conducir de 3ª categoría con el número 178.
-D. Antonio Garrido Pérez de las Bacas, vecino de  Siles de 29 años, el 19 de julio de 1920 obtuvo un permiso de 3ª categoría con el número 195.
-D. Gonzalo Garrido Pérez de las Bacas, vecino de Orcera obtiene el permiso de conducir automóviles de la 3ª categoría a los 34 años. Se le expide con el número 213 y con fecha 26 de julio de 1920.
-D. Justo Navarro López, vecino de la Puerta de Segura, abogado de 26 años, se le expide el permiso el 14 de agosto con el número 227.
-D. Juan José Asensio Sánchez, vecino de Beas de Segura lo obtiene de 3ª categoría; fue examinado el día 24 de agosto de 1920 y se le expide el permiso tres días después con el número 252. 

Casi todos ellos fueron examinados  por D. Carlos Díaz Serra, ingeniero industrial encargado del reconocimiento de automóviles y exámenes de conductores de la Provincia de Jaén.         

Continuará.........

EL PRIMER CHÓFER DE PUENTE DE GÉNAVE

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FELIX VILLALBA GARRIDO… DE PROFESIÓN CHAUFFEUR

Por: Juan José Olivas Vigara

Segunda parte

Desde que entró en vigor el reglamento para el servicio de coches automóviles por las carreteras del Estado, el 17 de septiembre de 1900 fue obligatorio el permiso de conducir.
En aquel Reglamento no se especifican los requisitos que debían reunir los conductores, ni las pruebas a las que debían ser sometidos para la obtención del permiso de conducción. Todo quedaba al libre albedrío del Gobernador Civil, en primer lugar, y del criterio de Ingeniero designado por éste para realizar las pruebas que considere necesarias para comprobar la aptitud del solicitante para conducir automóviles.
Los pasos a seguir para obtener permiso de conducir  eran los siguientes:
Primero.- El interesado cursaba una instancia al Gobernador civil de su provincia en la que hacía constar su filiación. No existía modelo de instancia normalizado por lo que cada uno la redactaba a su manera, siempre y cuando hiciera constar los datos requeridos de carácter personal. Redactada esta parte de la instancia, el interesado exponía el motivo considerando él mismo que ya tenía la aptitud para conducir y que podía demostrarlo mediante un examen que nadie sabía previamente  en qué iba a consistir.
Segundo. - Recibida la instancia en el Gobierno civil, se registra y en pocos días el Gobernador envía un comunicado a un Ingeniero de Obras Públicas para que compruebe la “aptitud” (examen) del solicitante para conducir automóviles.
Tercero.- El ingeniero designado procede a realizar las pruebas al solicitante y a comunicar al Gobernador el resultado reconociendo o no la “aptitud” del mismo.
Las pruebas que realizaban aquellos ingenieros venían a ser, más o menos, las siguientes:
-Sometían a interesado a una prueba de circulación llegando a recorrer en algunos casos hasta 50 kilómetros. El examinando debía demostrar que sabía manejar el vehículo a distintas velocidades, en pendientes y en curvas cerradas, que era capaz de cruzarse  con caballerías y vehículos de distintas clases sin crear peligro alguno y que actuaba con  los frenos con la oportunidad y precisión necesarias.
-Era interrogado acerca del funcionamiento del motor, así como de las averías más frecuentes que se  producían en marcha y cómo repararlas.
Si el manejo del vehículo era correcto a juicio del ingeniero y las respuestas sobre mecánica eran las correctas, remitía un acta un acta al Gobierno Civil, certificando la aptitud para conducir. El Gobernador, a la vista del acta, expedía ya el correspondiente permiso. Cuando aquel Darracq con la matrícula J-1, propiedad de D. Ángel Gea vecino de Linares, empezó a circular, allá por 1906, legalmente por las carreteras de Jaén, nuestro convecino Félix Villalba Garrido  tenía 15 años y posiblemente ya le gustaban los automóviles y hasta  podría haber pensado aprender a conducir algún día.
Pasaron  los años y el parque de automóviles de Jaén fue creciendo, aunque lentamente. En las grandes  poblaciones como Jaén, Linares, Úbeda, Baeza y Bailén, los vehículos de tracción mecánica de las clases pudientes y adineradas se empezaban a mezclar en la circulación con las bicicletas de la gente de clase media y con los carros de las clases menos pudientes; los automóviles convivieron con los carros transportando mercancías por las carreteras  de la provincia hasta la década de los cincuenta.
Ya en los años veinte, el parque de automóviles en la provincia de Jaén creció de manera significativa. El constante aumento de automóviles desde 1900 exige la aparición de un nuevo reglamento, más acorde con los nuevos tiempos.  Y ese reglamento llegó. Se hizo efectivo mediante el Real Decreto del Ministerio de Fomento de 23 de julio de 1918, firmado en San Sebastián por el Rey Alfonso XIII a propuesta del ministro catalán Francesc Cambó. Al amparo de este nuevo reglamento obtuvo el permiso de conducir D. Félix Villalba Garrido.
Corría el mes de abril de 1923, cuando nuestro convecino, con 30 años y casado, decide  hacerse chófer. Hasta entonces su profesión fue la de albañil, como la de su padre. No tenemos conocimiento de quién le enseñó a conducir, ni cuándo ni cómo aprendió. Pero sí sabemos  que con fecha 24 de abril de 1923 se abre un expediente en Obras Públicas de Jaén con una instancia, a nombre de Félix Villaba Garrido, vecino de Puente de Génave, solicitando el permiso para conducir automóviles con motor mecánico de la 3ª  categoría. Eran considerados vehículos de la tercera categoría, según el reglamento de 1918, "los automóviles y, en general, vehículos de tres o más ruedas, con pesos y cilindradas superiores respectivamente, a 500 kilogramos y 1.100 centímetros cúbicos".
El primer paso que tuvo que dar Félix para obtener el permiso fue dirigir una instancia al Gobernador Civil de Jaén. Félix, además de sus datos personales, hacía constar en su instancia: Que considerándome con aptitud para conducir vehículos con motor mecánico de la 3ª categoría (…) se sirva, previos los trámites oportunos, expedir el permiso correspondiente para poder conducir por las vías públicas…”
La instancia entra en el Registro del Gobierno Civil el día 24 de abril de 1923. Al día siguiente se ordena, mediante oficio, al ingeniero industrial D. Ángel Méndez Orbegozo que proceda al examen de aptitud del peticionario. El 27 de abril el ingeniero cumplimenta el servicio. Y con la misma fecha envía acta certificando que ha procedido a examinar a D. Félix Villalba y que en las pruebas practicadas ha demostrado aptitud suficiente. Traducido al lenguaje del pueblo: Félix había aprobado el examen de conducir; era el primer puenteño que lo conseguía.
Con fecha 8 de mayo de 1923, el Gobernador Civil de Jaén expide el permiso de conducir a D. Felix Villalba Garrido con el nº 831. Félix, junto con la instancia, presentó los documentos exigidos:
-Dos fotografías del tamaño de  0.045 por 0.045.
-Certificado médico de no padecer enfermedad de la vista u oído, ni otras dolencias que le incapaciten para la conducción del vehículo; firmado y escrito de su puño y letra en papel de 2 pesetas y con el sello del Colegio de Huérfanos de María Cristina por D. Ramón Ruiz Frías, que fue médico titular de Puente de Génave desde que ganó la plaza convocada por el Ayuntamiento de la Puerta de Segura en 1918 hasta su jubilación.
-Certificado de buena conducta en papel de 2 pesetas firmado por D. Adriano Marín Rodríguez, alcalde a la sazón, de la Puerta de Segura.
-Certificado del acta de nacimiento del Registro civil, en papel de una peseta.
En 1924, Félix Villalba quiso dedicarse a conducir vehículos destinados a alquiler o servicio público y tuvo que presentar un certificado médico de Sanidad como estaba reglamentado. Tuvo un Ford con matrícula de Albacete que destinó a taxi. Trasladar puenteños y puenteñas a la feria de la Puerta fue de los primeros viajes que realizó.
En 1926 se promulga un nuevo Reglamento que introduce interesantes e importantes novedades relativas al permiso de conducir. Ya no sería el Gobernador Civil el que expidiera el permiso, sino la Jefatura Provincial de Obras Públicas,  previa certificación de la aptitud del interesado expedida por el  Ingeniero Inspector de automóviles, afecto a la Inspección provincial. Félix Villalba solicita a través de la gestoría Campos Lucha de Jaén el canje de su permiso por el nuevo modelo.
No tenemos constancia de la cantidad de dinero que desembolsó D. Félix Villalba por el papeleo, pero sería similar, por no decir igual, al de otras provincias, ya que eran documentos oficiales. En Madrid, por ejemplo, en 1924 el desembolso llegaba  a la, nada desdeñable, cantidad de 64.25 pesetas por los siguientes conceptos:
-Instancia dirigida al gobernador civil provincial en papel…  1 ptas.
-Certificado médico que indique no padece enfermedad que le impida la conducción de vehículos… 7 ptas.
-Certificado de buena conducta… 8,75 ptas.
-Certificado de nacimiento del Registro civil, que demuestre que el solicitante no tiene menos de 18 años ni más de 67… 4 ptas.
-Estos documentos, que se presentan en la Sección de Fomento del Gobierno Civil, pasan a la Jefatura de Obras Públicas, donde expenden el carnet, y se exige una póliza de … 25 ptas.
-Por el cartón del permiso….   1 ptas.
-Derechos del ingeniero examinador… 17,50 ptas.

El total ascendía a 64,25  pesetas teniendo en cuenta que para aquel entonces un obrero del campo necesitaba casi 16 jornales para pagar todo este papeleo. Era otra época, lejana ya en el tiempo.

RECORRIDO POR LA HISTORIA DE LA EVOLUCIÓN HUMANA EN LA SIERRA DE SEGURA (III)

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Dentro del recorrido por la historia de nuestra comarca, en este tercer capítulo, nos encontramos con la huella que los pueblos Íberos dejaron en nuestras tierras. En esta simple. pero ilustrativa, reseña histórica queremos seguir avanzando por el conocimiento de pueblos y gentes que habitaron la comarca de la Sierra de Segura.

Tercera Parte.- IBEROS

Los Íberos eran grupos de pueblos que entraron a la Península desde África y habitaron las zonas más fértiles, al sur y el este de la Península Ibérica entre los S. VI a. C. y II a.C. Nunca mostraron uniformidad distribuyéndose territorialmente en diversos territorios aunque conservando características comunes que los diferenciaban de los Celtas, establecidos en la parte norte de la Meseta y el litoral cantábrico, y que tenían un origen centroeuropeo. Lo Íberos, aunque coetáneos de los Celtas, estaban más organizados y más avanzados culturalmente ya que habían recibido influencias de diversas culturas del Mediterráneo Oriental y también asumieron las enseñanzas de culturas autóctonas como la tartésica o la del Algar.
Pueblos Íberos 

En las tierras que conforman la actual Andalucía se asentaron diferentes pueblos íberos que conservaron una clara interrelación sin renunciar a su independencia organizativa y territorial. Así los Túrdulos ocuparon el norte de las actuales provincias de Huelva y Sevilla; los Turdetanos ocuparon un territorio más amplio que comprendía el sur de Huelva y Sevilla, la totalidad de la provincia de Cádiz y el extremo occidental de la de Málaga; los Bastetanos ocuparon el resto de la provincia de Málaga, toda Granada y Almería y la parte sur de la provincia de Jaén: mientras que los Oretanos completaron sus dominios con el resto de la provincia de Jaén y adentraron sus territorios en provincias vecinas manchegas. Es decir, nuestro territorio comarcal de la Sierra de Segura era punto de frontera o confluencia de Oretanos, Bastetanos y Contestanos que era otro pueblo que ocupó las provincias de Albacete, Alicante y Murcia; siendo por tanto punto de referencia y de importancia extrema en las relaciones comerciales entre estos tres pueblos íberos, ya que el corredor formado por el valle del Guadalimar era punto obligado de paso de las mercancías que iban y venían desde las estribaciones de Sierra Morena hasta los puertos mediterráneos.  Así pues, nuestra comarca se sitúa claramente entre las ricas zonas mineras de Sierra Morena y las zonas costeras del Mediterráneo.
Sacrificador de Bujalamé

Durante el año 1991 se realizaron estudios y prospecciones que vinieron a confirmar las teorías de tres grandes asentamientos. El primero sería el Castillo de Bujalamé, situado en una terraza fluvial sobre el Guadalimar cercana a Puente de Génave; otro sería Cabeza Grande en Siles o Collado de la Virgen en el término de Villarrodrigo. Pero por lo general no serían grandes asentamientos posiblemente por no existir grandes espacios propicios para el cultivo y ser zona fronteriza con el nivel de inseguridad que eso aportaba. Precisamente de Bujalamé es quizás uno de los hallazgos más significativos del arte íbero, muestra de ello es que se encuentra expuesto en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid; nos estamos refiriendo al conocido como "Sacrificador de Bujalamé", un exvoto del S.V-IV a.C. de aproximadamente 15 cm. y que representa a un varón, personaje o sacerdote, vestido con túnica corta ceñida con un cinturón, dispuesto a degollar con un cuchillo curvo afalcatado un pequeño carnero que apoya en su rodilla elevada, mientras su otra pierna permanece sumergida en una corriente de agua. No se puede adivinar si representa una escena cotidiana o un sacrificio ritual que purificará las aguas donde se vertirá la sangre del animal.
Restos del castillo de Bujalamé


En general, el sistema de ocupación desde finales del S. V a.C. y el S. IV a. C. se mantiene igual que en épocas más antiguas, aunque algunas fortalezas dejan de ser habitadas, creándose otras, quizás en lugares más estratégicos que concentran población. Entre los asentamientos más importantes se hallaría el oppidum fortificado de Bujalamé que llegó a tener una extensión de más de 15 Ha. y que se ve rodeado por pequeños fortines como La Carrasquilla en La Puerta de Segura, el Cerro del Castillo en Torres de Albanchez o  el Castellón del Moro cercano al río Guadalmena. Hay que destacar que la ubicación de asentamientos varía poco en relación a épocas anteriores del bronce o de la cultura denominada del Algar, siguiendo el corredor natural del valle del Guadalimar para unir estas tierras de interior con las colonias costeras de Mastia, Akra-Leuke o Hemeroskopeion que fenicios, griegos y después cartagineses, con la fundación de Cartago Nova, establecieron en las costas levantinas, ya que su buen emplazamiento les permitía el control de las caravanas comerciales, contribuyendo decididamente este hecho a la riqueza de sus habitantes. Era una época en la que los metales eran esenciales para el desarrollo humano y la península tenía importantes yacimientos que servían de suministro a las potencias del Mediterráneo Oriental. Los puertos del levante peninsular eran lugar de salida de plata, estaño y también oro, además de materias primas como esparto, aceites y cereales.

De esta época son asentamientos íberos de Castellones de Ceal en Hinojares y Segura la Vieja en el término de Segura, o El Castellón en Santiago de la Espada. Es en este último lugar donde fue hallado un importante conjunto de piezas de orfebrería que reúne elementos muy interesantes en oro y metales diversos, como unos pendientes con una figura alada datados en la segunda mitad del S. III a.C.; un vaso en oro y más pendientes de la misma época; una sortija, una fíbula y tal vez también un catino del S. II a.C.; y por último dos pulseras del S. I a. C. También hemos encontrado en los yacimientos situados en nuestro entorno, y como clara muestra de nuestra fuerte influencia comercial que presentaban, algunas piezas de origen celta como un vaso, un brazalete y varias fíbulas. También en Santiago de la Espada está situada la necrópolis ibérica de las Quebradas y otra cercana al poblado del Castellón.
Tesoro del Castellón de Santiago de la Espada

Del final de la etapa ibérica se encuentra abundante cerámica en el Cerro del Castillo del Cortijo de las Fuentes en Benatae, pero si hay que destacar un hallazgo íbero en nuestra comarca, sin duda este sería el León de las Ballonas, llamado así por ser encontrado en este paraje del término municipal de Villarrodrigo, aunque arqueológicamente se denomine “León de Bienservida” al situarse su localización muy cercana a este municipio de la vecina provincia de Albacete, en cuyo Museo Arqueológico se encuentra expuesto. Se trata de un conjunto escultórico, posiblemente con finalidad funeraria, que trata de aglutinar el simbolismo de la fuerza del león junto a la cabeza de humana, lo cual daría significado a ciertas características personales del difunto uniendo superstición y religiosidad, además de demostrar una alta posición en la escala social de la época.
León de las Ballonas de Villarrodrigo


Todos estos pueblos fueron fácilmente dominados, primero por cartagineses y posteriormente por los romanos, ya que ambos fueron plenamente conscientes de la importancia del control de la ruta comercial que pasaba por nuestro territorio, conocida como la Vía Heraklea o Camino de Anibal que unía Castulo y los puertos mediterráneos.  

(jt) Segura Verde.

MARIA LUNA....EJEMPLO DE ENTREGA Y TRABAJO.

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Volvemos a centrarnos en un personaje que, por su reconocida trayectoria, reúne todos los merecimientos para que, en este blog, realicemos una breve semblanza de su vida y su trabajo de entrega y generosidad hacia los demás. Nos estamos refiriendo a María Luna Vico, mujer que ha recorrido medio mundo trabajando y ayudando al desarrollo educativo y humano de muchas personas, especialmente los más desfavorecidos.

Como cualquier niña, realizó sus estudios primarios en la escuela de nuestro pueblo, para después continuarlos en Jaén donde acabó su bachillerato. Su vocación educativa le llevó a Córdoba para continuar con estudios de Magisterio, profesión que ejerció durante cuatro años en el Colegio Pedro Poveda de nuestra capital.
Persona de firmes convicciones y enorme capacidad de trabajo, cuestión que le orientó al ingreso en una asociación católica de personas seglares que tiene como finalidad la promoción humana y la transformación social mediante la cultura y la educación en coordinación con entidades y organizaciones públicas y privadas. Su ingreso en la Institución Teresiana le abrió nuevos campos de actuación y la posibilidad de abrirse al mundo y ensanchar horizontes. Ya con veintiocho años viajó a Londres donde compartió su labor docente ayudando a la formación de hijos de emigrantes españoles con el ejercicio de la enseñanza del español en un colegio internacional, estando estrechamente ligada a trabajos de índole social.
Nunca descuidó su formación y consiguió ampliar sus estudios de lengua y literatura española en la Universidad de Salamanca. Después marchó a Roma para avanzar en capacidad educativa en el Centro Internacional de Investigación Pedagógica donde se graduó, siendo allí donde le surgió la oportunidad de trabajar en la Universidad de Filipinas – Diliman en Manila donde ejerce su actividad docente y formativa desde 1986.
Amparo Sánchez, María Luna, Elisa y Julia Montijano, José Luis Villalba y Lucianin
Asumió su nuevo trabajo como un continuo reto de ejercicio docente y formativo, realizando diferentes actividades de promoción social, llegando incluso a alcanzar la licenciatura en psicología complementándola con la realización de un master en espiritualidad. Posteriormente alcanzó, gracias a una beca formativa, su título de estudios superiores en Literatura Filipina escrita en español, campo en el que se ha especializado, publicando tres libros sobre este tema gracias a la ayuda económica de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Reside en el mismo campus universitario desde hace 20 años, haciendo de su propia casa un centro donde residen varias chicas que carecen de las posibilidades económicas necesarias, recibiendo de María ayuda y apoyo para completar su formación; además ha creado un Centro Estudiantil donde chicos y chicas sin recursos van de forma gratuita a completar su formación con conferencias, talleres, foros, soporte de clases, ayuda académica, atención personal, uso de biblioteca, ordenadores,…. Y todo aquello que les pueda servir para ampliar y completar su formación. Se pueden contar por varias decenas de miles de estudiantes los que se han registrado en su centro de apoyo estudiantil.


Nunca ha dejado al margen sus raíces, por lo que María suele venir a Puente de Génave a encontrarse con familiares y amigos, pasear por sus calles, cruzar sus puentes y disfrutar con el paisaje y el entorno que su querido Guadalimar le ofrece. Su vínculo con su pueblo le convirtió en privilegiada pregonera de las fiestas patronales de 2007 y personaje central del primer encuentro de puenteños celebrado en las fiestas de agosto de 2014. Es evidente que su obligaciones y la enorme distancia le impide venir con la asiduidad que ella desearía, pero nunca pierde el contacto que la redes sociales le permiten en la actualidad.

A LAS PUERTAS DE LA NAVIDAD

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Nos encontramos, prácticamente, en las puertas de las que quizás sean las fechas más señaladas dentro de nuestro particular calendario. Y está próxima la Navidad. La razón es bastante evidente, pues en ellas alcanza notorio protagonismo las sensaciones de fraternidad, las emociones personales fluyen con especial intensidad a pesar de confundirse con aspectos más cotidianos, la generosidad y solidaridad se engrandecen y a todos, absolutamente a todos, nos envuelve una invisible aureola que lo empapa todo con el tiempo con la consabida magia de la Navidad.

Van a ser momentos de cercanía, donde las distancias se acortan y los kilómetros no serán obstáculo para que nuestros buenos deseos y nuestro recuerdo estén presentes en todos los rincones, allá donde esté nuestra gente, allá donde alcance el impulso de nuestro corazón, hasta ese lugar por muy lejano que esté, haremos llegar nuestros mejores deseos a todos los que queremos y también añoramos.Por ese motivo, a vosotros, los que estáis ahí siguiendo nuestras publicaciones, y porque mostráis con ese seguimiento vuestra cercanía, os deseamos una FELIZ NAVIDAD y un venturoso AÑO NUEVO.

Nos vamos a dejar llevar por esa enorme catarata de felicitaciones y parabienes, buscando con intensidad encuentros y alegrías, dejando siempre en nuestro corazón el hueco para el recuerdo, especialmente el de aquellos seres queridos que ya no están, tratando de llenar el desconsuelo y el dolor de su ausencia con la sonrisa hacia los que nos rodean, mostrando que su memoria siempre será fuerte y que su presencia estará viva entre nosotros.

Puede que sean cosas de la edad, no lo sé…pero conforme pasan los años buscamos en mayor medida refugio en las tradiciones, buscamos, con la escusa de crear ambiente navideño, decorar con mil y un elementos de luz y color nuestro hogar, dar la pincelada navideña a cada rincón de la casa y buscamos hacerla más acogedora y agradable. Decoramos el árbol, buscamos y rebuscamos en los cajones hasta encontrar todos los elementos que nos permitan confeccionar el nacimiento y ya empezamos a preocuparnos por los regalos que siempre adquieren protagonismo por estos días.

Es cierto que los nuevos tiempos traen costumbres nuevas, que la innovación tecnológica no hace cambiar de hábitos convirtiendo este tiempo en un continuo contraste entre tradición y modernidad. Ya son pocas las felicitaciones que utilizan la tradicional tarjeta navideña, ahora es más usual el correo electrónico o el más moderno whatsapp, sustituimos la buena carne o el tradicional pollo de corral por algo que parece estar más de moda como es el marisco, relegamos a los Reyes Magos para darle protagonismo a Papa Noel, nos martilleará el sonido del móvil cuando utilicemos el instagram o el twitter para compartir al instante nuestras vivencias navideñas pero dejaremos a un lado el sonido de la zambomba y la pandereta solían acompañar a los tradicionales villancicos, villancicos que acompañaban a la chiquillería cuando iban, Puente Viejo “parriba” o Puente Viejo “pabajo”, de casa en casa pidiendo el aguinaldo o “aguilando”, que para el caso es lo mismo, a cambio de aquellos riquísimos caramelos de anís.

Sí,… sí,… acepto que me digáis nostálgico, y claro que eran otros tiempos, pero eran tiempos donde se saboreaba la Navidad de otra forma, era todo más simple, más entrañable, más cercano y, quizás, más verdadero. Ahora utilizamos el facebook y a todos esos “amigos” que tenemos les felicitamos con una imagen que hemos copiado y pegado en nuestro muro. No quiero con ello criticar esta actitud, me parece muy loable y respetable, y entiendo que son nuevos tiempos y el tributo a la evolución tecnológica, no obstante permitidme, aunque sea sólo de forma testimonial, que me regocije en el recuerdo de aquellas celebraciones y del aroma que impregnaban, permitiéndome la licencia de recomendaros que no perdamos ese espíritu de concordia, ese espíritu que, en estos días, hace que vivamos más en la alegría y permite que nuestro corazón sea más permeable a sensaciones y emociones diversas.

Hagamos entre todos que esta Navidad se llene de sonrisas y abrazos, aunque estos sean virtuales, ¡qué más da!; mostremos nuestra afectividad, nuestra cercanía, miremos lo bueno, recuperemos la reflexión y reconsideremos posturas, en definitiva… mostremos con gestos y con palabras nuestros mejores deseos de felicidad.

Os queremos dejar a modo de regalo gráfico el excelente calendario que ha confeccionado nuestro paisano Nino Sánchez con diversas estampas y perspectivas de nuestro pueblo.....aunque antes queremos dejar constancia de nuestro más sincero deseo.... 
Que tengáis todos una NAVIDAD dichosa y un venturoso AÑO NUEVO.
(jt) 












EL FOLKLORE SERRANO EN PUENTE DE GÉNAVE

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NUESTRO FOLKLORE, FUENTE DE TRADICIÓN.
(jt)

El baile y el cante tradicional a lo largo del tiempo, y hoy en día también, suponen uno de los hilos conductores más poderosos para las relaciones humanas. Se detectan además en estas manifestaciones artísticas tradicionales una serie de valores universales que se pueden rastrear en todas las culturas y en todos los pueblos.
Son por tanto los hechos cotidianos como cosechas, matanzas, carnavales, actos religiosos, etc… los que marcan la manifestación tradicional folklórica, aunque las temáticas no siempre tienen vinculación con estos acontecimientos derivándose hacia temas de vinculación personal, amorosos, de relación familiar o social, dándole en la mayoría de ocasiones una visión pícara o socarrona.

Pero lo que nos interesa aquí es el carácter social del fenómeno. El baile y el cante son aptos para reunir a una gran mayoría de la comunidad. En todas la latitudes, los hombres y mujeres, han podido gracias a este fenómeno, encontrarse y compartir una actividad, donde su personalidad podía expresarse en su plenitud. Nuestro pueblo no podía quedarse al margen y su breve historia siempre ha tenido presente esta actividad y en diferentes momentos grupos folklóricos, de baile o rondalla, han mantenido viva la tradición. Hay que destacar que a finales de los 50 y principios de los 60, la Sección Femenina coordinó un grupo de folklore que dejó el listón muy alto. Algunos de sus miembros mostraron alto interés y transmitieron a las  nuevas generaciones los pasos de la Jota del Puente, buque insignia del folklore local, junto a un variado repertorio serrano, como los Cristos del Arroyo y Beas, la Jota de Génave, el Fandango de Chirichipe de La Puerta o las Gandulas de Siles.

Es, por lo tanto, evidente que esa tradición folklórica fue fundamental para la fundación grupo folklórico Fuente Vieja en Puente de Génave, porque este folklore, el serrano, es el alma de nuestros pueblos en la comarca de la Sierra de Segura. Nuestra comunidad se expresa de diferente manera a otras: canta, baila, se viste, habla, crece y piensa de acuerdo a su tradición y a sus vivencias, muy peculiares por la situación geográfica entre tierras de Andalucía, La Mancha y el Reino de Murcia.

Un elemento fundamental de nuestro folklore son los trajes, que mantienen seria influencia de las zonas vecinas manchegas y murcianas pues hay que recordar la vinculación histórica que las tierras de la Sierra de Segura han mantenido a nivel geográfico y humano con estas tierras. La vestimenta suele ser confeccionada por los propios componentes de cada grupo folklórico, mimando cada prenda y convirtiéndola en reflejo del gusto personal individual, eso sí, siguiendo los cánones de la tradición serrana. En la antigüedad existían dos tipos de vestimentas, el de las labores diarias y, el elegido para los días festivos y celebraciones. Se tiene constancia de la utilización de esta tipología de traje serrano desde el S. XVI, siendo en Arroyo del Ojanco donde se guarda el más antiguo conservado, datado en el S. XVIII.

La tipología del traje masculino está formada por camisola ancha blanca con jaretas y de manga larga o chambra de pañete, chaleco negro de pana lisa o en brocado con espalda de tela de raso negra y botones colgantes, que en invierno se cubría con chaqueta de terciopelo o blusón gris ligeramente por debajo de la cadera; en ocasiones se podía acompañar de capa de lana de oveja segureña de amplio vuelo larga hasta los tobillos. También es tradicional la faja azul, roja o negra dejando caer el extremo hacia la izquierda, pantalón o calzón de pana o terciopelo negro corto y ajustado hasta la rodilla, con botones plateados en la parte inferior lateral, con las antiparas o polainas que son zahones de piel que cubrían las piernas desde la rodilla hasta el pie, con decoración en la zona del tobillo colocadas sobre calcetines calados de lana gruesa hasta la rodilla, siendo el calzado las alpargatas con suelo de cáñamo y esparto con caras de tela blanca y cintas negras o zapatos negros para días festivos. No contaba con ningún adorno metálico en todo el traje, exceptuando los botones, quedando como único complemento un pequeño sombrero de tipo calanés o en ocasiones de ala más ancha.

El traje de la mujer es mucho más complejo y vistoso utilizando colores vivos como rojos, amarillos, morados, verdes o azules, especialmente en los bordados y decoraciones siendo esta una clara herencia decorativa árabe. Se solía vestir camisa de manga larga blanca, justillo sin cuello acabado en pico con tres pinzas o tachones y tres morcillas donde luego sujetar las sayas y refajos, y sobre la camisa el corpiño ya que la camisa era considerada como prenda de interior. Los refajos eran de color diverso y de gran vuelo formados por pliegos de tela llamados “piernas”, hechos de lana con una franja de pana lisa siendo la orilla rematada con ribete de cordoncillo serrano de lana de colores, pues los ribetes y franjas de terciopelo eran para trajes festivos, con abundante decoración en bordado floral principalmente, y picados en pañete o fieltro que era cosido sobre la tela; aunque en ocasiones se confeccionaba a rallas llamadas “ruedas” siendo esta una textura más uniforme. Por otra parte las enaguas o sayas serían de tela fina o sayote, dependiendo el tipo de uso del traje y se colocaban debajo del refajo y sobre los pololos. Las medias eran de lana o de algodón negro o también de listas de colores vivos hasta debajo de la rodilla, siendo el calzado las típicas alpargatas blancas con cintas negras o zapatos negros para días festivos. El mandil era una pieza imprescindible, de color negro para las mayores con tres lorzas amplias y decorado con encajes, siendo de color para las jovenzuelas. La mantilla era de forma rectangular y en ocasiones servía para cubrir la cabeza en celebraciones religiosas, mientras que el mantón, cuadrado y con flecos, se doblaba en pico y se ponía cruzado sobre el pecho, parte del cuerpo que había que proteger de las indiscreciones. Otra pieza fundamental era la faltriquera que se llevaba normalmente debajo del refajo, del mismo paño que este, y donde se guardaba el moquero, el dedal o la bellota de guardar agujas. Se solían llevar alhajas como pendientes, horquillas, peinetas, imperdibles, broches, etc… de latón o incluso oro dependiendo de la economía personal. El peinado siempre sería recogido en un moño bajo y como mucho se llevaba alguna decoración floral. Como curiosidad no se solían llevar bragas, prenda ésta mucho más moderna y actual, siendo sustituidas por los típicos pololos de color blanco siempre.

Sin duda la jota serrana es el núcleo central de las danzas populares. En ella se sitúan en círculo hombres y mujeres, iniciando unos movimientos circulares después del peculiar saludo serrano al son de diferentes coplas o estribillos acompañados de guitarras, laúdes, bandurrias, castañuelas o platillos; en los que se va cambiando de pareja alternando movimientos más ágiles con pasos reposados, que darán paso a la siguiente copla, manteniendo los brazos en alto, más en hombres que en mujeres, mientras los pies se chocan buscando el talón de uno el empeine del otro.

Era típico que, de forma casi espontánea e improvisada, estos bailes estuvieran presentes en celebraciones de ámbito popular como las luminarias de San Antón, Santa Lucía o la Candelaria; también para las Cruces de Mayo; Navidad, Semana Santa o la celebración de la fiesta patronal de cada municipio, en nuestro caso acompañando a San Isidro Labrador. No obstante, y con finalidad de mantener vivo este rico patrimonio, en la actualidad se celebran festivales y concentraciones de grupos folklóricos dentro del ámbito comarcal y provincial que se programan como jornadas de convivencia y que no tienen una motivación festiva específica.


Puente de Génave no podía quedar al margen actualmente de esta tradición serrana y fruto de ello fue que un grupo de entusiastas, puenteños y puenteñas, iniciaran este trabajo de recuperación cultural. El nombre elegido para el grupo fue el de Fuente Vieja, haciendo referencia a ese espacio del pueblo que forma parte de nuestra historia. Muchos han sido los ensayos y las horas dedicadas para hilvanar el presente y el futuro de un grupo que empezó a desarrollar su actividad con fuerza a partir del año 2008, con fines claramente socioculturales, partiendo de una voluntad altruista dónde la actitud social participativa y la recuperación del folklore serrano van de la mano y a los que dedicamos reconocimiento y homenaje desde esta ventana abierta a todos.

RECORRIDO POR LA HISTORIA DE LA EVOLUCIÓN HUMANA EN LA SIERRA DE SEGURA. (IV)

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Recuperamos el recorrido por nuestra historia dando una visión global de la dominación romana en la comarca de la Sierra de Segura. Evidentemente no podemos decir que existiera un gran asentamiento o una ciudad emblemática dentro de la dominación romana, pero debemos destacar importantes hechos ocurridos en la confrontación romano-cartaginesa y la ubicación de diferentes pequeños poblados que jalonaban o protegían el comercio, muy intenso, con Cartagho Nova (Cartagena) a través de la ruta llamada Camino de los Cartagineses que atravesaba nuestro territorio.

Cuarta Parte.- ROMANOS
            Ya desde el S. IV a.C. el Mediterráneo era un hervidero de conflictos derivados de los intereses económicos que tenían su reflejo en el comercio. Pueblos como los griegos, cartagineses y fenicios pusieron sus ojos en nuestros territorios, especialmente por el gran potencial minero que la Península Ibérica ofrecía. Los pequeños reyes íberos, ante el valor que habían alcanzado los metales, se dedicaron también a negociar con los yacimientos que atesoraban sus territorios, los que les supuso una alta rentabilidad económica y política. Muestra de su poderío socioeconómico puede ser el tesoro de Santiago de la Espada. Hay que señalar que nuestra sierra era lugar de paso preferente de las caravanas que se introducían para la extracción y comercialización de los metales que se habían encontrado en Sierra Morena, por lo que sus tierras se llenaron de diversos poblados y fortificaciones que protegían estos caminos.
Modelo de construcción de puente romano
Los cartagineses son los primeros en romper el modelo tradicional de comercio con los pueblos íberos peninsulares, iniciado por fenicios y griegos, a través de un asentamiento costero, llamado colonia, al que afluía todo aquel que tuviera intereses comerciales. El modelo cartaginés fue más arriesgado al introducirse en expediciones hacia las tierras interiores, pactando estos intercambios con los líderes íberos, iniciando un control e influencia que en ocasiones no estuvo exenta de confrontación y lucha. Esta influencia se inicia en el 264 a.C. sobre los pueblos peninsulares, llegando a nuestro territorio en el 237 a.C. con las campañas de Almírcar sobre los Bastetanos, siendo en nuestra sierra donde encontró la muerte el general cartaginés en una emboscada en el año 229 a.C.
Puente romano de Puente de Génave
Su sucesor, Anibal, en el 225 a.C. trata de consolidar su presencia en nuestras tierras, cuyo dominio considera básico, para propiciar un beneficioso comercio de metales extraídos de Sierra Morena, además de la explotación agrícola y ganadera. Para ello consolida un corredor comercial que pasaba por Puente de Génave, La Puerta de Segura y continuaba por Siles buscando la salida al mar por Cartago Nova (Cartagena), que recibió el nombre de Camino de los Cartagineses, construyendo atalayas y fortificaciones, restaurando caminos y construyendo puentes, como el constatado en La Puerta de Segura.
Vías comerciales en época romana en la Sierra de Segura
Pero los intereses económicos en la península provocaron la ruptura del pacto de no agresión entre romanos, establecidos en la zona norte mediterránea, y cartagineses que controlaban la costa sur y, por supuesto, la tierras de los que hoy conocemos como Sierra de Segura. Este enfrentamiento provocó la batalla de Castrum Altum, actual Segura de la Sierra, donde Asdrúbal y su hermano Magón se enfrentaron a las legiones romanas comandadas por los Escipiones en el año 214 a.C. Fruto de estos enfrentamientos esta la creencia, que cada vez adquiere mayor credibilidad, que Cneo Escipión, hermano de Plubio Cornelio Escipión, general jefe de la tropas romanas que también murió en esa campaña, tuvo que huir al verse sorprendido por los cartagineses en la población de Ilorci (posiblemente Orcera) y apuntar las crónicas que se refugiaron en un torreón y allí fueron quemados vivos siendo un lugar muy cercano al nacimiento del río Betis (Guadalquivir) en el año 211 a.C.
Puntas de flechas encontradas en Torres
Con el control de todo el territorio peninsular por los romanos, Hispania comienza a funcionar como provincias del Imperio. Hay sometimiento de los diferentes pueblos íberos y se estructura todo el territorio dentro de los criterios y estructuras romanas. Hay paz y por lo tanto prosperidad. Los poblados situados en lugares de difícil acceso comienzan a abandonarse y se ocupan zonas de ribera donde la productividad agraria era mayor.
Punete Mocho en Beas de Segura
El Emperador Augusto sometió las tierras de Segura adscribiéndola a la provincia de la Hispania Citerior con capital en Tarraco, pero más tarde, con la creación de los monasterios jurídicos, perteneció a la jurisdicción de Cartagena. Es evidente que el interés económico de nuestra comarca no decreció y se potenciaron las conexiones con las zonas mediterráneas, construyendo calzadas y restaurando vías. Las vías romanas procedentes de Gades (Cádiz) tenían su paso obligado por Cástulo (Linares) y, tras pasar por Ad Morum (Navas de San Juan) y Ilugo (Santiesteban del Puerto), llegar a una bifurcación que seguía en dirección norte atravesando el Puente de Motizón para llegar a Ad Duo Solaria (Motizón), siendo a partir de aquí donde la Vía Hercúlea o Augusta cruzaba a tierras manchegas buscando la ciudad de Mariana (Puebla del Príncipe), Mentesa (Villanueva de la Fuente), llegar a Libisosa (Lezuza), Saltigi (Chinchilla) y llegar a Saetabis (Xátiva) y Valentia (Valencia)  donde se abría a las aguas del Mediterráneo en busca de Roma, según queda descrito en los Vasos de Vicarello encontrados en las cercanías de Roma.
Transcripción de los Vasos de Vicarello
Vasos de Vicarello
La otra dirección pasaba cerca de Castellar de Santiesteban para, después de atravesar el Puente Mocho, seguir a través de la Sierra de Segura llegar al Mediterráneo buscando Carthago Nova (Cartagena), nos estamos refiriendo al llamado Camino de los Cartagineses. Esta ruta seguía el curso del río Guadalimar hasta cruzarlo cerca de Bujalamé (Puente de Génave), pasar entre los pequeños castillos que se encontraban en La Puerta de Segura, seguir a Cardete (cerca de Benatae), llegando hasta Ilici Bastillsano (Elche de la Sierra), para buscar tierras murcianas después de pasar por Ilinum (Hellín) y llegar a Carthago Nova.
Lápidas funerarias encontradas en Orcera y Benatae
También existía una otra vía, que posiblemente se bifurcaría una vez atravesado el puente romano de Puente de Génave, hoy es conocida con el nombre del Camino de Anibal, que seguía, tras pasar por Génave, Villarrodrigo o Alcaraz, la actual carretera nacional hasta El Robledo, donde se desviaba para seguir en dirección norte y enlazar con la Vía Hercúlea en las proximidades de Libisosa (Lezuza).
Puente romano en Villarrodrigo
Es evidente que a la explotación minera de Sierra Morena, principalmente de plata, tenemos que añadir numerosísimas explotaciones agrarias llamadas “villas”, que son complejos rurales bien acondicionados y muy diseminados en propiedad de nobles patricios, como la de Los Baños, junto al Arroyo del Ojanco (segunda mitad S. I d.C.), y que producían aceite o trigo que después comercializaban. También obtenían harina de la bellota o resinas de los bosques de pinos de la sierra que después se utilizaba en la construcción de barcos, había explotación ganadera de ovejas y cerdos, así como una importante actividad apícola.
Mosaico de la Villa de los Baños en Arroyo del Ojanco
De esta época quedan en la sierra de segura numerosas construcciones como el Puente de Despiernacaballos cerca de La Toba, el Puente Mocho en Beas de Segura, puente de Romillán y del Moro en Trújala y por supuesto el puente romano de Puente de Génave, todos ellos de la segunda mitad del S. I d.C. También se han encontrado otros restos como lápidas funerarias en Orcera o Benatae, diferentes piezas de cerámica o diversas monedas en lugares como Génave, Torres, Catena (aldea de Segura de la Sierra), los Baños de la Laguna (Hornos) antigua villa romana hoy en día bajo las aguas del pantano del Tranco, algunas caleras como la de Siles o también salinas como las de Hornos. En cuanto a otro tipo de elementos se han encontrado puntas de flechas en Torres  o una lanza encontrada en las cercanías de Segura de la Sierra.
Puente Romillán en Trújala
Calera encontrada en Siles y las salinas en Hornos de Segura
Restos de los Baños de la Laguna en el Tranco
Salinas romanas encontradas en Hornos

EL CARNAVAL. ORIGEN Y EVOLUCIÓN

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PUENTE DE GÉNAVE. TIEMPO DE CARNAVAL

(jt)
El carnaval es, sin lugar a dudas, la fiesta pagana que más personas celebran y disfrutan en todo el planeta. Son días de baile, disfraces y mucha diversión. Ya se realizaba celebraciones que guardan cierta similitud hace más 5.000 años, pues el pueblo sumerio se pintarrajeaba y se colocaba máscaras, danzando alrededor de una hoguera para ahuyentar a los malos espíritus y pedir a sus dioses que sus tierras fuesen fértiles, utilizando para ello vestimentas que podríamos semejar a un disfraz. Después serán los egipcios los que emularon este tipo de festejos y disfraces con celebraciones dedicadas al dios toro Apis; siendo imitados por los griegos quienes celebraban la fertilidad de la tierra con festejos en honor del dios del vino Dionisius, realizando desfiles de barcos con ruedas (carrus-navalis), a modo de carrozas, en las que se situaban personas disfrazadas de personajes míticos incidiendo, aún más, en el concepto de cambio en el tiempo del ciclo agrario. Posteriormente fueron los romanos quienes cogieron el relevo de estas celebraciones en honor al dios del vino Baccus como agradecimiento de buenas cosechas y del dios de la agricultura, Saturno, para festejar un nuevo ciclo agrario, estando constatado que eran días de excesos y desmadres rompiéndose la norma social, siendo la máscara y ropaje diversos una simple forma de camuflaje para preservar la identidad. Estos saturnales coincidían siempre a finales de año. Es por consiguiente la readaptación cristiana de esta celebración romana, contemplada desde la evolución como fiesta pagana, el antecedente más claro de las celebraciones actuales.

Fue a partir del siglo IV, durante la decadencia del Imperio Romano, cuando la iglesia católica tomó el control de la mayor parte de las celebraciones paganas que se realizaban, anulándolas y/o reconvirtiéndolas en fiestas religiosas, entre ellas las mencionadas Saturnales y las del ‘Sol Invictus’ del 25 de diciembre reconvertidas en la Navidad, como también los solsticios de primavera y verano identificados con hogueras en honor a San José o San Juan. Con ello se generó la necesidad de reubicar en el calendario otra de las grandes fiestas de la iglesia, la Semana Santa, pues la muerte y resurrección de Jesucristo debía tener consideración excepcional, por lo que se ajustó e identificó con la Pascua judía, que se celebraba el 14 de Nisán (primer mes del calendario hebreo que se inicia con el éxodo de Egipto).

Para concretar una fecha el emperador romano Constantino el Grande estableció, en el primer Concilio de Nicea (año 325 d.C.), una fórmula por la cual se determinaría cuándo caería la celebración de la Semana Santa y ésta sería siempre en el domingo siguiente a la primera luna llena tras la entrada de la primavera (Domingo de Resurrección). Se acordó que a la Semana Santa le precedería un espacio de cuarenta días, llamada Cuaresma, en los que, obligatoriamente, se debía realizar unos actos de sacrificio y penitencia como la abstinencia, recogimiento y el ayuno, acompañado de oraciones y espiritualidad religiosa. Este periodo comenzaba el llamado Miércoles de Ceniza, por lo que esta era la fecha límite para poder comer de todo, divertirse y celebrar cualquier tipo de festejo, motivo por el que se popularizó una celebración durante los tres días previos al inicio de la Cuaresma, cuestión que fue aprovechada para trasladar los festejos, jolgorio y excesos que tradicionalmente se cometían en las Saturnales romanas, que se celebraban en el solsticio de invierno, ya que esa fecha era demasiado próxima a la celebración cristiana de la Navidad. A esta celebración se le llamó carnaval cuya etimología, posiblemente medieval, proviene del término italiano  ‘carnevale’  y éste a su vez del latín ‘carnem levare’ cuyo significado es carnem (carne) y levare  (quitar): quitar la carne.

Esos tres días de fiesta y jolgorio, donde casi todo estaba permitido, dio lugar a ir disfrazado y taparse el rostro con el fin de salvaguardar el anonimato ante el exceso. Hoy en día, esta celebración se ha alargado una semana, comenzando en la mayoría de lugares el llamado Jueves Lardero y acabando el Miércoles de Ceniza con el entierro de la sardina al realizarse un acto donde simbólicamente se entierra el pasado para que pueda renacer con mayor fuerza una transformación de las actitudes y formas personales. Se suele para ello coger como símbolo una sardina, para pasearla a modo de deidad para después deshacerse de ella en una hoguera o luminaria, aunque en nuestro pueblo cogió más arraigo la figura del Pelele o Miércoles, donde se mantea un muñeco, a modo de maltrato o castigo, con la finalidad de eliminar simbólicamente los vicios y el desenfreno vivido, para después quemarlo o como es el caso de Puente de Génave tirarlo al río con la finalidad de regeneración y liberación de todo lo pernicioso. Hasta aquí llegó la influencia religiosa pues era común identificar esta figura vestida con ropa vieja o inservible con Judas que sufre de esa forma el castigo por su deslealtad ante Jesús, por lo que en otros lugares este ensañamiento con este muñeco se produce durante las celebraciones de Semana Santa.

En Puente de Génave siempre ha sido una fiesta de celebración obligada, incluso durante los estrictos años de la dictadura franquista, en nuestro pueblo se celebraban de forma asidua bailes en la primera planta del Bar del Pintor como forma festiva carnavalesca, siempre después de haberse reunido en familia para celebrar, con abundante comida a base de componentes de matanza, el llamado Jueves Lardero (en latín lardarius significa tocino); acabando, como ya hemos dicho, con el manteo del llamado Pelele o Miércoles en medio de bailes y música. Siendo este el momento en el que se iniciaban los rituales propios de la preparación de la Semana Santa cristiana, que como fiesta religiosa, ya hemos dicho que tiene una estrecha relación con los días en los que se celebrará el carnaval, siendo la Cuaresma ese periodo que está delimitado por ambas celebraciones, la pagana y la cristiana.

Para la mayoría de personas el término carnaval va asociado, en la actualidad, con el hecho de disfrazarse y pasar unos días de fiesta y jolgorio, pero esta celebración que lleva tantísimos siglos realizándose no siempre estuvo caracterizada con las connotaciones festivas de la música, el disfraz y el exceso; por lo que tenemos que buscar su estructuración en una mezcolanza de fiestas y tradiciones, provenientes de distintas culturas, que en un punto de la Historia fueron unificándose para acabar siendo el festejo que hoy en día conocemos.

Evidentemente, la alta religiosidad vivida durante la Edad Media propició que los festejos relacionados con el desorden se dejarán de realizar públicamente, ante el temor de sufrir represalias por parte de los jerarcas eclesiásticos, por lo que el carnaval cayó en el olvido y derivó, en la mayoría de los casos, a ser una celebración de carácter familiar y religiosa que se hacía en el campo y donde se compartían distintas viandas al son de canciones o bailes. Aquellos que se atrevían a continuar disfrutando del exceso y jolgorio preferían asegurarse que sus identidades quedaban en el anonimato, hecho que propició que los disfraces y máscaras cogieran un significativo protagonismo.

Será a finales de la Edad Media cuando se producen las grandes exploraciones y conquistas que abren Europa al Nuevo Mundo, adquiriendo esta celebración una fuerte expansión, siendo españoles y portugueses quienes difundieron las dinámicas carnavalescas, prácticamente, por todo el planeta, aunque siempre con alto contenido restrictivo religioso que fusionaron con dinámicas y costumbres indígenas para dar particularidad de formas y estructuras al carnaval en los nuevos territorios, dando lugar a la enorme variedad de ritos y celebraciones a los largo de todo el mundo.

Con la llegada del Renacimiento, el carácter lúdico y festivo se recuperó de forma paulatina, siendo en este caso la alta sociedad la que con bailes, fiestas y grandes recepciones los que dieron un fuerte impulso a las celebraciones del carnaval, siendo el disfraz un elemento básico siendo utilizado desde otra perspectiva dentro de relación social. En esta época el carnaval tuvo su momento culminante de eclosión en la ciudad de Venecia, importante centro económico, social y cultural, donde la aristocracia puso de moda, a modo de juego, el hecho de colocarse máscaras y disfraces y poder mezclarse con la gente llana del pueblo, camuflándose entre ella como uno más, sin ser reconocidos, es lo que dio un empuje definitivo a los carnavales siendo rápidamente exportados hacia un gran número de poblaciones de todo el continente, especialmente a partir de principios del S. XVIII, tipología y vestuario que conserva en la actualidad en el tradicional carnaval veneciano.

En los siguientes siglos la celebración del carnaval sufrió varios altibajos, especialmente coincidiendo con épocas de alta religiosidad, ya que la iglesia católica nunca ha reconocido como fiesta religiosa la celebración del carnaval, aunque ya hemos señalado su estrecha relación. Apuntamos que en época de Carlomagno existía la pena de muerte contra los excesos festivos carnavalescos o saltarse la prohibición de comer carne durante la Cuaresma, cuestión que se acentuó en el medievo con la Inquisición. Cuando las prohibiciones eran, especialmente, estrictas el carnaval era festejado mayoritariamente en entornos privados, aumentando este hecho el matiz de preservar la identidad. Debemos considerar que el carnaval significaba un ruptura respecto al orden social, ya que tras la máscara se podía romper los roles y normas sociales dando paso a un travestismo de la identidad, la burla a la jerarquía y la caricatura del vicio y las malas costumbres. Será con el Barroco cuando el carnaval se impregna del refinamiento de las cortes europeas, ligándolo al teatro, la danza y la música, propiciando su consolidación definitiva que tiene su continuidad en la actualidad.


Ciertamente, el carnaval, en estos momentos es la fiesta no religiosa que mayor difusión y celebración tiene en este mundo. Ha superado vetos y prohibiciones políticas y religiosas, y ha sabido perdurar a pesar de las diferentes connotaciones y particularidades que en cada lugar le han aportado, siendo la música, la danza, el baile, la máscara o el disfraz elementos comunes que, durante el paso de los siglos, ha permanecido de forma continuada caracterizando estos festejos. En nuestro pueblo, Puente de Génave, esta tradición adquiere cada año mayor arraigo y presencia social, siendo en un primer momento desde la Asociación de Mujeres El Puente las que comenzaron con la labor de recuperación, participando activamente con sus disfraces y más recientemente con la confección de Peleles o Miércoles. También en el Colegio San Isidro Labrador y la Escuela Infantil Carmen Medina están es la misma dinámica de recuperación, a la que se ha sumado, con notable entusiasmo, recientemente la Asociación Juvenil Puente Joven, quien está desarrollando numerosas iniciativas para potenciar las tradiciones en el mundo juvenil. 
A continuación os dejamos este enlace en el que se puede ver un vídeo  que hace un repaso a la celebración del carnaval 2016 en el colegio San Isidro Labrador de Puente de Génave.
http://primercicloceipsanisidrolabrador.blogspot.com.es/2016/02/carnaval.html?spref=bl

RECORRIDO POR LA HISTORIA DE LA EVOLUCIÓN HUMANA EN LA SIERRA DE SEGURA. ( V )

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Aunque la época de dominio visigodo siempre ha permanecido de una forma significativamente opaca en nuestras referencias históricas, no podemos dejar pasar por alto su presencia durante tres siglos en la historia de la Sierra de Segura. A continuación presentamos una simple, pero ilustrativa, reseña histórica de su presencia en nuestras tierras.

Quinta Parte.- VISIGODOS
            Hundido el imperio romano de occidente. La situación es absolutamente crítica en Hispania, pues está con todos sus recursos agotados, el ejército descuida la seguridad de las fronteras, los potentados abandonan las ciudades, no hay dinero en las arcas del Estado, suben los impuestos y escasea la mano de obra. La sociedad se encuentra dividida, por un lado los que no tienen nada; por otro, los latifundistas y las altas jeralquías de la Iglesia. 
Ocupación de los pueblos bárbaros del Imperio Romano de Occidente

Aprovechando la débil situación de Hispania, grupos de pueblos europeos comienzan a entrar por el norte en tareas de pillaje. El ejército romano no se encuentra en situación de hacerles frente y llama a sus pueblos asociados, los godos, para combatir (416 d.C.) a los suevos, vándalos y alanos. Firmaron un acuerdo con Roma y se establecieron en el sur de las Galias, donde crearon el reino de Tolosa (Toulouse). Ciertamente la debilidad del dominio romano, propiciaron la continua afluencia de visigodos a la península, llegando incluso en la zona del noreste y del centro a establecer la Lex Visigothorum, una vez que se produjo la caída del Imperio Romano de Occidente (476 d.C.). El territorio de nuestra sierra quedó al margen de este dominio, pues su abrupta geografía sirvió de perfecto aislamiento a su ya escasa población, convirtiéndose en una zona denominada La Oróspeda por los griegos (de “oros” que significa fin y “paidos” que equivale a llanuras), al ser su población más destacada Oróspeda, la que se cree actual Segura de la Sierra, según las descripciones de los geógrafos griegos Ptolomeo y Estrabón.
Oróspeda....Segura de la Sierra

Pero la afluencia masiva de visigodos hacia la península se produjo después de la derrota sufrida frente a los francos en la batalla de Vouillé (507), ocupándola casi en su totalidad a excepción de la zona noroeste que se mantuvo ocupada por los pueblos suevos. La convivencia con los hispanorromanos fue posible gracias a que no fueron un pueblo invasivo sino que aceptaron formas y estructuras romanas, cambiando poco la organización político-administrativa, aunque la situación económica era bastante deteriorada provocada por la explotación masiva de recursos realizada en la época romana.
Campaña de Leovigildo

A mediados del S.VI el dominio de la península por los visigodos no era del todo uniforme, quedando amplias zonas del noroeste en manos de los suevos y muchas zonas donde la influencia era prácticamente nula lo que permitía a la aristocracia hispanorromana vivir con cierta autonomía, debido principalmente a las desavenencias y disputas por el trono.
Hebilla encontrada en la Sierra de Segura
En este contexto, el noble Atanagildo pide ayuda al Emperador de Bizancio, Justiniano I, para salvar la oposición del rey visigodo Agila I (552 d.C.), concediendo a cambio un dominio en la costa levantina y la mayor parte de la actual Andalucía, incluido los territorios de la Orospeda, a los bizantinos que lo denominaron la Provincia Bizantina de Spania, aunque hay que considerar que su influencia en tierras de lo que hoy es la Sierra de Segura fue prácticamente nula, por lo que la aristocracia latifundista hispanorromana aprovechó esta circunstancia de vacío teórico de poder para, aprovechando el relieve sinuoso de nuestra sierra, para escapar a cualquier tipo de control, especialmente en la cabecera del río Segura, viviendo en una independencia práctica en la llamada provincia de Orospeda, hasta que el rey Leovigido procedió a su conquista y sometimiento (570-577 d.C.), imponiendo su autoridad y control en una población empobrecida al haberse reducido enormemente el comercio hacia el Mediterráneo, ya que la costa levantina desde Valencia hasta Cádiz continuó hasta el año 624 d.C. en manos del enemigo bizantino.
Ducados Visigodos peninsulares

Los visigodos dividieron sus territorios en ocho ducados o provincias, al mando de un dux que por mandato real administraba justicia, cobraba impuestos y regentaba el ejército que le servían para controlar los condados en los que se dividía cada provincia, llamados conventus, donde las autoridades eclesiásticas fueron alcanzando progresivamente mayor influencia social y política. La Sierra de Segura se convirtió en conventus o condado, llamado Orospeda, siendo uno de los siete en los que se dividió la provincia de Aurariola que tenía su capital en la actual Orihuela (Alicante), mientras que el resto de la provincia de Jaén quedó encuadrada en la provincia Bética.
Agujas y alfileres visigodos encontrados en la Sierra de Segura

            Los grandes señores pertenecientes a la alta nobleza visigoda dominaban extensas posesiones donde cultivaban los mismos productos que la época anterior, siendo las zonas más fértiles las correspondientes con los valles del Guadalquivir y el Guadalimar. Estos señores tenían bajo dominio a una escasa población de campesinos a los que utilizaban en beneficio propio al establecer explotaciones latifundistas donde nunca se renunciaba al pastoreo como forma complementaria de explotación. La caza y la explotación del bosque segureño también supuso una importante fuente de riqueza ya que la madera era básica para la construcción y para la elaboración de útiles del hogar, especialmente platos y vasos.
Moneda visigoda


Ciertamente la presencia visigoda se diluyó al incorporar formas de vida y estilos de explotación romanos, adoptando tanto su administración política como sus modelos económicos, no aportando elementos significativos a nivel cultural a una población que siguió con sus dinámicas, aceptando a la nueva clase dominante y su desvinculación de Roma como un hecho natural que no alteró significativamente su vida. Como dice el insigne historiador G. Ripoll “la ocupación visigoda no fue un cambio estructural sino una superposición administrativa”. Por ese motivo el aprovechamiento de construcciones y elementos fue lo más lógico, por lo que no existen gran cantidad de restos de origen visigodo en nuestra sierra al ser una zona poco poblada.
Tumbas enlosadas descubiertas en Siles

Debemos destacar algunos restos en las excavaciones en Bujaraiza y unos restos funerarios entre los que destaca el collar de cuentas encontrado en Parolís, que junto con Gontar se convierte en clara herencia germánica al ser este el origen de esos topónimos. En el resto de la provincia destacan las necrópolis de Cerro Salido en La Guardia y la de Cerro Miguelico en Torredelcampo.
Tumba de la necrópolis visigoda de Cerro Salido
(jt) Segura Verde
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